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México

'Muralismo y resistencia', un acercamiento a la realidad Maya en San Ildefonso

Dyg’Nojoch es el cuarto artista invitado al museo de San Ildefonso, en su exposición 'Muralismo y resistencia', presenta una nueva visión acerca de la actualidad de la región maya

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Por: Jannyn Ruiz

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CIUDAD DE MÉXICO.- El Colegio de San Ildefonso continúa la exploración del movimiento muralista con la habilitación de la sala 21 Muralismo y Resistencia, que formó parte de la exposición El espíritu del 22: un siglo de muralismo en San Ildefonso, y en la que jóvenes artistas plasman temas y estéticas murales contemporáneas

Una mirada de la realidad maya trazada por el joven artista de origen tsotsil Dyg’Nojoch, se suma a la exposición El espíritu del 22: un siglo de muralismo en San Ildefonso con la inauguración del mural 'Muk´Ta Luch' (que en maya significa Tejido o Creación del universo) que se exhibe en la sala 21 'Muralismo y Resistencia', hasta marzo del próximo año.

'Para mí la resistencia está en la creación, cuando uno trabaja a gran escala resiste el sol, la lluvia, el frío, el subir y bajar de un andamio, pero también cuando llegué aquí y vi los murales me di cuenta que la importancia de los murales no es sólo la técnica sino el mensaje que da a la comunidad', compartió en entrevista el también diseñador gráfico de profesión, pintor y muralista de grafiti.

El Antiguo Colegio de San Ildefonso alberga los murales que surgieron durante la época post revolucionaria en 1922, con el propósito de ilustrar la historia e identidad mexicana mediante imágenes en espacios públicos. Gracias a ello, este recinto cuenta con un importante acervo histórico y artístico en sus muros, con artistas como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Fermín Revueltas, Jean Charlot, Fernando Leal y Ramón Alva de la Canal, quienes, a invitación de José Vasconcelos, entonces Secretario de Educación Pública, plasmaron imágenes trascendentales en la entonces Escuela Nacional Preparatoria.

Para continuar con esta exploración, el recinto universitario, al tiempo de realizar la exposición El espíritu del 22, un siglo de muralismo en San Ildefonso, creó un espacio en donde se encuentran nuevas perspectivas y se propicia la creación de propuestas críticas, novedosas e incluyentes a través de la sala 21, Muralismo y Resistencia, proyecto que recrea un nuevo muralismo, con la participación de Paola Delfín y Pilar Cárdenas (Fusca) en un primer momento; después con Baltazar Castellano Melo (junto al Colectivo Raíz de la Ceiba, Olga Manzano y José Luis Hernández Guzmán, apoyados por alumnas y alumnos de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM), así como una nueva generación de artistas que reinterpretan y dialogan con los grandes maestros muralistas del siglo XX y su legado.

A esta propuesta se integra de manera reciente el mural del artista chiapaneco Dyg’Nojoch, (Jorge Abel Pérez) oriundo del sureste mexicano, donde desaparecen las fronteras y los pueblos originarios reclaman su historia y memoria. Este joven de origen totsil, diseñador gráfico de la comunidad Yabteclum, Chenalhó, Chiapas, desarrolla su labor artística a manera de cronista y testigo de las tradiciones de sus antepasados, pero a la vez intenta confrontar la posmodernidad con los mitos y epopeyas de la cosmovisión maya configurando una resistencia indígena desde el muralismo.

'La importancia de los colores fluorescentes para mí le otorga esta energía que tenemos en nuestros rituales, ese valor sagrado de nuestras cosmovisiones que no se ve pero se siente', agregó el artista que aborda en su quehacer la espiritualidad, la lucha de los pueblos originarios, los problemas de temática social, los personajes míticos y las formas orgánicas; plasmados en seres de la flora y la fauna, complementados con la simbología maya de una manera alegre y colorida.

Dyg’Nojoch adopta su nombre de un juego de palabras ideado por él mismo, donde Dyg es una variación de iik que en tsotsil es “noche” u “oscuridad” y nojoch “lo más grande”, o cuál para el artista refiere a la belleza del cielo nocturno, que en sus propias palabras representa un “lugar donde habita la vida”.

El movimiento zapatista levantado en 1994 y que el artista retrata en su mural, plantea el rescate del conocimiento milenario maya, así como comprender quiénes somos, de dónde venimos y así reafirmar la memoria y el lenguaje de nuestros antepasados en la actualidad.

La obra, entre otros elementos, integra a dos personajes de Acteal, entre ellos una mujer joven con el bastón de mando; a un jaguar que da significado mítico a la condición guerrera de su estirpe, y a un músico de su comunidad pulsando un bajo eléctrico (en referencia a la contemporaneidad de las manifestaciones artísticas de los jóvenes tsotsiles), hace una reflexión acerca de cómo las nuevas generaciones han adaptado su propia visión del mundo a las necesidades del presente. El desafío, de acuerdo con Dyg’Nojoch, es poder integrar la cosmovisión y conocimiento maya a la realidad de las problemáticas actuales, para evitar el olvido.


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