¿Cuál es el oso #134 de Nuevo León?
Parques y Vida Silvestre advierte sobre los riesgos de la habituación del oso 134 y pide responsabilidad social.

El oso negro identificado como el ejemplar 134 volvió a ser capturado este sábado 28 de junio en el municipio de Allende, Nuevo León, luego de haber sido visto deambulando por una zona habitacional.
Este oso, que ya había sido reubicado con anterioridad, continúa regresando a áreas urbanas en busca de comida, especialmente residuos humanos, lo que representa un riesgo tanto para él como para la comunidad.

El especialista veterinario David Carrera, del departamento de Vida Silvestre de Parques y Vida Silvestre de Nuevo León, explicó que este comportamiento es resultado de la habituación, es decir, la adaptación de los animales a los recursos disponibles en ambientes urbanos, como los botes de basura.
Esta conducta, lejos de ser inofensiva, puede derivar en enfermedades, atropellamientos y, en algunos casos, la muerte del animal.
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¿Por qué el oso #134 representa un caso preocupante?
El ejemplar 134 ha sido detectado en varias ocasiones en zonas residenciales, como Valle Alto, comiendo basura y cruzando avenidas de alta velocidad.

Este tipo de acciones no solo lo exponen al peligro, sino que también facilitan el contagio de enfermedades como el distemper canino, que puede transmitirse desde mascotas domésticas. Tras su última captura, fue sedado de forma controlada y trasladado para una revisión médica veterinaria.
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¿Qué acciones se han tomado para proteger al oso #134?
Parques y Vida Silvestre decidió su captura nuevamente para evitar un incidente mayor. El oso fue revisado por especialistas y será reubicado en una zona protegida de la Sierra Madre Oriental. Cuenta con un collar satelital que permite monitorear sus movimientos, con el fin de prevenir futuras reincidencias en áreas pobladas.

¿Qué puede hacer la ciudadanía ante estos casos?
El veterinario David Carrera hace un llamado a la corresponsabilidad ciudadana. Señala que los vecinos de zonas colindantes con áreas silvestres deben controlar los atrayentes como la basura orgánica. Existen normas estatales, como la NOM-009, que regulan el manejo de residuos para evitar atraer fauna silvestre.
Sin embargo, el compromiso social también es clave para mantener a los animales lejos del entorno urbano y proteger su naturaleza.
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