"El Robaperros" relata el robo de la camioneta de Babo; esto dice sobre su vida
La historia de "El Robaperros" y el robo de la camioneta de Babo revela su lucha contra la adicción y el camino hacia la rehabilitación.
El periodismo a menudo descubre historias inesperadas que revelan complejas realidades humanas. Un reciente episodio de POSTA Especiales con el periodista Raymundo Elizalde trajo al frente una de estas narrativas, al entrevistar a Arturo, conocido en el ámbito mediático como "El Robaperros".
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Arturo es la persona judicialmente involucrada en el notorio robo de la camioneta y el perro de Babo, el vocalista de Cartel de Santa, un evento que ocurrió en marzo de 2021, la misma noche en que el futbolista Rogelio Funes Mori sufrió un asalto millonario en Monterrey.
¿Qué ocurrió?
- La conversación, que explora los días previos y las repercusiones de ese evento, se centra no solo en el delito, sino en la lucha de Arturo contra la adicción al cristal y su posterior rehabilitación.
¿Qué llevó a Arturo, un adicto en las calles, a irrumpir en la Casa Babilonia? Arturo, cuya vida fue consumida por el alcohol, la marihuana, el pase, la piedra y, finalmente, el cristal, relató una vida en las calles tras separarse de su familia debido a su consumo. Su relato es una crónica de deterioro mental, donde las alucinaciones se fusionaban con la realidad, llevándolo a actos desesperados.
Días antes del robo, Arturo vivía en la calle, aprovechándose de la caridad de extraños y recurriendo al robo hormiga para subsistir y mantener su adicción.
En medio de un estado alterado por el cristal, escuchó una canción de Cartel de Santa. Fanático desde joven, la alucinación lo llevó a creer que Babo le "hablaba", decidiendo ir a conocerlo en Santa Catarina.
¿Cómo ocurrió el robo de la camioneta y el perro de Babo?
Arturo narra el suceso no como un robo premeditado, sino como una serie de decisiones impulsivas bajo el efecto de las drogas, en un estado de total alucinación. Su llegada a la residencia, conocida como Casa Babilonia, fue caótica y descontrolada.
Al llegar, tras un altercado con un taxista al que agredió y no pagó, Arturo encontró la entrada de la casa de Babo. Encontró las llaves de la camioneta, las probó, vio que encendía la alarma, y decidió usarla para ir "por más cerveza", pensando en regresar.
Cuando abrió la puerta del vehículo, el perro de Babo, "El Monstruo", se subió solo. En su alucinación, Arturo le habló al can, diciendo "vente, súbete", lo que culminó en el ahora famoso "robo" del perro.
¿Qué consecuencias dejó el hecho?
A pesar de que el robo derivó en una persecución policial y su detención, Arturo no lo considera un castigo totalmente injusto, sino un punto de inflexión.
Aunque inicialmente le dio un nombre falso a las autoridades y no fue consciente de la gravedad de sus actos, el proceso judicial y el posterior internamiento le salvaron la vida.
Arturo cumplió un periodo de arraigo domiciliario en casa de sus familiares y, posteriormente, se internó en la clínica de rehabilitación Cielo.
A pesar de la sentencia y el tiempo en prisión, Arturo agradece indirectamente a Babo, viendo el incidente como el "empujón" que lo forzó a dejar el consumo. Tras una liberación temporal, regresó a la clínica por su propia voluntad, demostrando su compromiso con la sobriedad.
