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Nuevo León

Animales nativos de Nuevo León y su convivencia con la fauna: Conflictos, riesgos y soluciones

Los animales nativos de Nuevo León enfrentan importantes desafíos en su convivencia con la fauna local y requieren atención urgente.

La coexistencia de animales nativos en Nuevo León con la fauna presenta retos significativos que demandan una solución integral. Foto: Chipinque
La coexistencia de animales nativos en Nuevo León con la fauna presenta retos significativos que demandan una solución integral. Foto: Chipinque

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En los últimos años, Nuevo León ha experimentado un incremento notable en los avistamientos de animales silvestres en zonas urbanas y suburbanas.

Osos, venados cola blanca, coyotes e incluso felinos como el puma han sido captados en patios, parques y vías públicas, generando preocupación, curiosidad y una urgente conversación sobre cómo convivir responsablemente con la fauna nativa.

En Nuevo León, diversas especies nativas combaten constantemente la amenaza del deterioro de su hábitat causada por actividades humanas. Foto: Canva

Si bien estas apariciones suelen viralizarse en redes sociales, los especialistas insisten en que la mayoría de los encuentros se dan por factores humanos, expansión urbana, pérdida de hábitat y prácticas irregulares como alimentar a los animales.

Este fenómeno ha obligado a autoridades, vecinos y expertos en vida silvestre a replantear la relación entre las comunidades y el entorno natural, especialmente en zonas como Monterrey, San Pedro, Santa Catarina y García, donde las áreas urbanas colindan directamente con cerros y cañones.

¿Por qué aumentan los encuentros con animales silvestres en Monterrey?

El crecimiento acelerado de la ciudad ha llevado al desarrollo de nuevas colonias muy cerca de corredores biológicos que por décadas han sido parte del territorio de especies como el oso negro.

Esto, sumado a la baja disponibilidad de alimento en ciertos periodos del año por sequías o incendios forestales, provoca que los animales desciendan en busca de recursos.

Los expertos advierten que estos avistamientos no significan que los animales invadan la ciudad, sino que los espacios naturales se han visto modificados o fragmentados. Por ello, los encuentros son una consecuencia directa del impacto humano.

Además, las redes sociales han amplificado la visibilidad de estos casos, generando la percepción de que ocurren con mayor frecuencia, aunque muchas veces los avistamientos han sido parte de la dinámica natural desde hace años.

Las especies nativas de Nuevo León enfrentan serios desafíos debido a la intervención humana en sus ecosistemas. Foto: Canva

¿Qué hacer al encontrarse con un animal silvestre?

El punto más subrayado por autoridades y biólogos es simple, no acercarse. Intentar grabar, tomarse fotos, espantar al animal o proteger a la familia acercándose más representa un riesgo tanto para las personas como para el ejemplar.

Entre las principales recomendaciones destacan:

  • Mantener distancia y permitir que el animal avance sin bloquearle el paso.
  • No gritar ni correr. Los movimientos bruscos pueden provocar reacciones defensivas.
  • Mantener mascotas dentro de casa para evitar confrontaciones.
  • Evitar abrir puertas o ventanas para grabar, ya que el olor a comida puede atraerlo.
  • Reportar el avistamiento a Protección Civil o Parques y Vida Silvestre.

Lo que NO debe hacerse bajo ninguna circunstancia:

  • Intentar alimentarlo.
  • Lanzarle comida para “entretenerlo”.
  • Encerrarlo o acorralarlo.
  • Buscar contacto visual prolongado.
  • Perseguirlo en auto o a pie para grabarlo.

Estas acciones, aunque parezcan inofensivas, pueden generar conductas peligrosas en los animales, quienes comienzan a asociar a los humanos con comida.

¿Qué riesgos reales existen y qué tan comunes son los ataques?

Aunque algunos encuentros han sido noticia nacional debido a videos donde los osos se acercan demasiado a personas, los especialistas enfatizan que los ataques son extremadamente raros.

Los animales nativos de Nuevo León, particularmente el oso negro, suelen evitar el conflicto y únicamente reaccionan de manera agresiva cuando se sienten acorralados, heridos o cuando han sido habituados a la presencia humana.

Los casos más difundidos suelen provenir de interacciones indebidas, especialmente cuando las personas buscan acercarse para tomar fotografías o alimentarlos.

La riqueza biológica de Nuevo León enfrenta retos significativos por las prácticas humanas que afectan su entorno y bienestar. Foto: Canva

En términos generales, la probabilidad de un ataque espontáneo es mínima, siempre y cuando se respeten los protocolos de convivencia.

¿Qué soluciones existen para mejorar la coexistencia con la fauna?

La clave está en tres pilares: educación comunitaria, ordenamiento urbano y manejo responsable de residuos.

  • Campañas permanentes de información: Enseñar a los ciudadanos qué hacer ante un avistamiento y por qué es crucial no alimentar a los animales puede disminuir radicalmente los riesgos.
  • Control adecuado de basura: En muchas colonias cercanas a áreas naturales, los botes de basura son el principal atractivo para osos y coyotes. Contenedores cerrados y recolección eficiente ayudan a evitar visitas constantes.
  • Respeto a los corredores biológicos: La protección de áreas naturales y la planificación urbana sostenible permiten que las especies mantengan sus rutas sin invadir zonas habitadas.
  • Protocolos especializados de manejo: Equipos de Parques y Vida Silvestre realizan la reubicación o monitoreo de ejemplares que muestran conductas riesgosas, siempre priorizando su bienestar.

Las especies endémicas de Nuevo León luchan por sobrevivir ante la creciente presión de las actividades humanas en su hábitat. Foto: Canva

Los animales silvestres han habitado Nuevo León mucho antes del desarrollo urbano. Hoy, la responsabilidad recae en encontrar una convivencia respetuosa que permita preservar a las especies sin poner en riesgo a la población.

Comprender su presencia, modificar prácticas comunitarias y respetar los límites naturales es indispensable para construir un equilibrio sostenible entre la vida humana y la fauna que da identidad al estado.

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