Juan, quien después de consumir sustancias lleva 18 años limpio, comparte su historia de consumo de drogas y su recuperación a través de Narcóticos Anónimos.
MONTERREY, Nuevo León.- El consumo de drogas es un problema grave y frecuente en Nuevo León, donde incluso jóvenes se ven atrapados en esta dañina espiral con terribles consecuencias.
En entrevista para POSTA Nuevo León, Juan, quien es miembro de NA (Narcóticos Anónimos) compartió su testimonio a la comunidad.
Miedo, el inicio de la adicción
Originario de Monterrey y con 6 hermanos, Juan comenzó a ingerir sustancias a los 13 años, comenzando con la droga permitida: el alcohol.
'Me di cuenta que el alcohol suplía lo que yo creía que me hacía falta: me hacía valiente, más despreocupado, me hacía tener menos miedo. Entonces empecé a encontrar en la sustancia esa parte que como niño asustado creía que me hacía falta'.
Al alcohol le siguió la mariguana, después la cocaína, de la cual no pudo desprenderse por más de 18 años con un ritmo constante.
'El consumo era constante. No podía parar. Hoy entiendo que mi enfermedad es obsesiva compulsiva, una vez que empiezas ya no puedes parar. El ser primero un adicto social en donde primero me tomaba unas copas en una fiesta y ya no podía parar. Yo tenía ese problema. Yo podía dejar a mi pareja y podía seguir bebiendo, y la cocaína me permitía seguir consumiendo por tres o cuatro días más sin dormir ni comer'.
Las consecuencias
Su adicción le hizo, poco a poco, perder cosas: su trabajo, sus relaciones, su pareja e incluso sus hijos.
'Perdí a mi primer familia. A mis dos hijos que tanto amaba, los dejé de ver por culpa del consumo. Cuando yo perdí a mi primer familia me voy de Monterrey, creyendo que era la ciudad la que me había metido en problemas y resulta que a donde me fui me llevé mi adicción conmigo'.
El apego a la sustancia era tan fuerte, que llegó un momento en el que Juan no podía 'vivir con drogas, ni sin ellas', comenzando a contemplar la muerte como una solución a su adicción.
Llegando a la edad de 40 años, Juan asimila que su destino sería parecido al de su hermano y su padre quienes habrían fallecido a la misma edad gracias a sus adicciones.
'Llega un momento en mi vida en el que no puedo vivir con drogas, ni sin ellas. Y es cuando empiezo a considerar la muerte como una salida a mi problema, porque no le encuentro otra'.
La recuperación e ingreso a NA
El contemplar el suicidio como una solución a este problema que tanto le había quitado le hizo buscar a uno de sus hermanos, quien había logrado recuperarse de las adicciones años atrás.
El 9 de marzo de 2005 ingresó a un cuarto de Narcóticos Anónimos de Monterrey, y mantuvo su recuperación y sobriedad después de 18 años hasta la fecha.
'Yo me empecé a dar cuenta cuando entré a Narcóticos Anónimos que no me gustaba sentir dolor, y que yo usaba las sustancias para adormecer ese dolor'.
En NA Juan ha encontrado una fraternidad que le ayudó a entender las heridas y miedos en su interior, para trabajarlas y sacarlas, dejando de ver las sustancias como opciones que mitigaran sus inquietudes.
'La gente de Narcóticos Anónimos me ha ayudado a enfrentar la vida y a sentir los dolores y las pérdidas sin tener que adormecerme, sino enfrentarlas como son', explicó.
Los jóvenes en la actualidad y las drogas
Después de más de una década en NA, Juan ha tratado y ayudado a cientos de personas que llegan desde diferentes lugares y caminos a las drogas.
Juan asegura que desafortunadamente cruzan cada vez más jóvenes por las puertas de NA, lo cual exhibe que hay una comunidad muy joven que ya es víctima del consumo de sustancias.
'Me hubiera gustado decirle que no tuviera miedo. Que enfrentara la vida tal como es, que tenía muchos talentos'.
Juan compartió que los adultos de su época siempre decían que había un camino bueno para seguir en la vida, y tras sus experiencia con las drogas comparte que de reencontrarse con sí mismo de joven, le aconsejaría seguir ese camino.
'Hoy me doy cuenta que no necesito de ninguna sustancia externa para vivir la vida'.
Juan aseguró que el consumo de drogas lleva a la gente a sólo tres lugares: la cárcel, el hospital o el panteón.
'Yo he estado muchos años en los cuartos de NA, y no conozco un adicto que consuma con éxito. No existe. Para mí el consumir sustancias es muerte. Hoy lo entiendo, una persona que consume sustancias se suicida lentamente'.
Juan invita a la comunidad y a los jóvenes que hagan conciencia y difusión de las graves consecuencias que el consumo de las drogas pueden provocar, y que Narcóticos Anónimos es una opción para seguir el buen camino.
'La recuperación es posible', finalizó Juan.