Asesinato de Carlos Manzo revela el descontrol en Michoacán
Asesinato del alcalde de Uruapan Carlos Manzo evidencia el descontrol y la violencia en Michoacán
El asesinato de Carlos Manzo alcalde de Uruapan, no hace más que confirmar algo que desgraciadamente ya sabíamos.
Que el estado de Michoacán está fuera de control, que las autoridades locales en Michoacán no combaten el crimen organizado, que personajes como Carlos Manzo, el primer presidente municipal de Uruapan en muchos muchos muchísimos años que estaba decidido a combatir el crimen no tuvo ningún apoyo ni del gobierno estatal y solamente un un apoyo formal del gobierno federal.
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Un apoyo formal que además vimos que fue absolutamente inoperante. A Carlos Manso lo mataron y sabíamos que era muy posible que lo mataran. Era como en aquella novela de García Márquez, era la crónica de una muerte anunciada.
Era la primera vez que un presidente municipal, en mucho tiempo, se decidía combatir él el crimen organizado.

Las autoridades, en lugar de apoyarlo, darle respaldo y compartir esa lucha, hasta se burlaron de él, como hacía Ramírez Bedoya, el gobernador de Michoacán, que, por cierto, ahí está en la mira de los Estados Unidos por presuntas relaciones con el crimen organizado.
En Michoacán se mata, se extorsiona, se roba, se invaden minas, se tiene el control del puerto de Lázaro Cárdenas.
Hay siete grupos criminales operando. Y ahora resulta que la presidenta Sheinbaum nos dice que eso es culpa de Calderón o que es culpa de los medios carroñeros. Lo que no hay en Michoacán es la lucha que tiene que haber.
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Lo que tiene que haber en Michoacán es una ofensiva de las fuerzas de seguridad federales y estatales para recuperar el control del estado.
Y en el camino, en el camino deshacerse de los muchos inútiles que desde hace muchos años gobiernan Michoacán.






