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ALFREDO RAMÍREZ

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El atentado a Mónica Seles, un hecho que cambió al mundo del tenis

El viernes pasado se cumplieron 28 años de un suceso que el mundo del tenis sigue recordando con insistencia: el atentado sobre Monica Seles

El viernes pasado se cumplieron 28 años de un suceso que el mundo del tenis sigue recordando con insistencia: el atentado sobre Monica Seles.
Este atentado no solo conmocionó al deporte blanco y enterró una de las carreras más prometedoras, sino que cambió la dinámica del deporte en general.

Era el 30 de abril de 1993, Seles se enfretaba a la búlgara Magdalena Maleeva en los Cuartos de final del torneo de Hamburgo, en Alemania.

La entonces jugadora serbia de 19 años, que más adelante tomó la nacionalidad estadounidense, ganaba 6-4 y 4-3 y se sentó en su silla para descansar, tomó una botella de agua y al posarla sobre sus labios sintió intempestivamente un fuerte dolor en su espalda que pronto se apoderó de todo el cuerpo.

Lo primero que hizo fue girar sobre sí misma para ver de qué se trataba la molestia y ahí estaba él: Günter Parche, un alemán de 38 años que tenía en sus manos un cuchillo, arma que había clavado en la espalda de la jugadora.

Parche tenía un fanatismo enfermizo hacia la alemana Steffi Graf y no podía soportar que Seles le hubiera quitado el primer lugar del ranking mundial.

Su plan era lastimarla para mantenerla fuera de las canchas por un tiempo y esto le permitiría a la alemana volver al puesto más alto.

Por aquellos días el mundo entero apreciaba lo que debió ser un cambio de paradigma en el tenis: Seles acumulaba 32 títulos del circuito y llevaba nada menos que 178 semanas al frente del ranking mundial de la WTA.

Antes del ataque, con apenas 19 años, la fantástica jugadora yugoslava ya ostentaba ocho trofeos de Grand Slam: había conquistado Roland Garros en 1990, 1991 y 1992; el Abierto de Australia en 1991, 1992 y 1993, y el US Open en 1991 y 1992.

Tres de aquellas finales grandes se las había arrebatado a la propia Graf, quien a su vez le ganó en 1992 en Wimbledon, el único Slam que Seles jamás ganaría.

El 11 de marzo de 1991, con sólo 17 años, había desplazado de la cúspide a Graf, quien a su vez había permanecido en lo más alto desde el 17 de agosto de 1987, para 186 semanas.

El traspaso de mando estaba en marcha. Y Parche, obsesionado con que la alemana recuperara la cima, le puso un freno histórico.

Tras este suceso, la carrera de Seles se vino abajo, su magia desapareció y no volvió a figurar en los grandes torneos, se sometió a tratamientos psicológicos y alcanzó a regresar a los torneos, pero sin el brillo que un descerebrado le arrebató aquel 30 de abril de 1993.

Además, este atentado cimbró los cimientos del deporte en general, poniendo de manifiesto la endeble seguridad que existía en torno al deportista de élite y provocando que los protocolos cambiaran a partir de ese acto de fanatismo.

Algo positivo que dejó esto es que los torneos cambiaron sus protocolos de seguridad y empezaron a custodiar a los tenistas también en los descansos entre juegos.

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