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Luis Alfredo Rangel Pescador

Desde las burbujas del poder

Por: Luis Alfredo Rangel Pescador

Publicado el

La monarquía francesa ronda en Palacio Nacional

Lo digo por aquella frase histórica de Luis XIV: “El Estado soy yo”.

DURANGO, Durango.- Cada una de sus palabras y sus sílabas dibujan de cuerpo entero al presidente que vive en Palacio Nacional, cuya conducta coquetea con la de aquellos nobles del feudalismo y la monarquía francesa del siglo XVIII.

Lo digo por aquella frase histórica de Luis XIV: “El Estado soy yo”. Esta resume la concepción del derecho divino de gobernar que el rey o monarca tenía de nacimiento, transmitido por herencia, lo que lo situaba por encima de la ley.

Así se concibe a sí mismo Andrés Manuel, un ser con calidad moral que lo sitúa por encima de la ley. “No me vengan a decir que la ley es la ley', lo dijo en una mañanera.

En confesión personal y pública, reconoce su intervención ante el Poder Judicial, con el ahora ex ministro y presidente de la SCJN, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, para “sugerir” qué hacer en determinadas litis.

Confesión ominosa que desnuda la injerencia de un poder a otro, la supeditación, la cancelación de las autonomías de los poderes, la acumulación del poder en una sola persona. “El Estado soy yo”.

El otro personaje que cohabita en Palacio es Ma. Antonieta. Su frase, “si no tienen pan qué comer, que coman pasteles…”

Guardada similitud se vive ahora, con la divulgación de los teléfonos celulares de quienes son calificados de conservadores, “de fifís”, de enemigos de la 4T: “Si les causa molestia haber dado a conocer datos personales, que cambien de teléfono celular”, parafrasean.

Libertad, igualdad y fraternidad, son los principios de la revolución francesa, que se sacudió del régimen monárquico, palabras que quedan como anillo al dedo para una sociedad que pierde igualdad por la perversa división creada y amamantada a diario con el odio del Palacio.

Libertad suprimida por el narcogobierno, que hoy impide la libertad segura de tránsito por las carreteras del país.

De nosotros depende elegir por un régimen autoritario, la continuación del fracaso de modelo agotado con la caída del muro de Berlín, o rescatar nuestros valores mexicanos, empezando con la fraternidad.

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