Mi decepción por Cuauhtémoc Cárdenas, desde que optó por el silencio
La decepción con Cárdenas no fue por perder elecciones, sino por su silencio ante la erosión democrática.
He recibido muchos comentarios de todo tipo, lo que agradezco, sobre mi columna publicada en el Universal de mi decepción, Cuauhtémoc Cárdenas, quien fue la brújula moral de la izquierda, símbolo de congruencia, de serenidad, símbolo de resistencia.
El ingeniero Cárdenas no nos decepcionó a algunos por su derrota electoral, sino que la decepción llegó cuando eligió callar, cuando optó por no incomodar. ¿Dónde está el ingeniero? ¿Dónde estuvo mientras la democracia se erosionaba?¿Dónde estuvo su voz frente al nuevo caudillismo que arrasaba con instituciones que él ayudó a construir?.
Su ausencia duele porque los que lo admiramos no esperábamos una rebelión, solo queríamos escuchar que seguía ahí, íntegro, coherente, inspirado. Su silencio parece cómplice y es tan evidente que las actuales generaciones difícilmente podrían decir quién es Cuauhtémoc Cárdenas y lo que representó para la construcción de la democracia.
Esa democracia se tambalea hoy y por lo que su experiencia sería vital para iluminar la reforma electoral con su crítica, su propuesta para abrir el diálogo. Tal vez aún haya algo en Cuauhtémoc Cárdenas más allá de su nombre.