Redadas de Trump
La ciudad de Los Ángeles, California, se encuentra bajo tensión debido a las redadas migratorias de Donald Trump.
La zona de Los Ángeles, donde se encuentra una de las comunidades latinas más grandes y diversas de Estados Unidos, ha vivido en los últimos días una oleada de tensión, violencia y caos provocada por una serie de redadas migratorias impulsadas por el gobierno de Donald Trump.
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Bajo la promesa de "restaurar el orden" y "hacer cumplir la ley", lo que hemos visto es el rostro más crudo de la política migratoria del presidente norteamericano, que mantiene un clima de persecución, miedo y ruptura del tejido social.
Las imágenes hablan por sí solas. Agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas irrumpiendo en vecindarios, arrestando personas frente a sus hijos, deteniendo a trabajadores en operativos sorpresivos, mientras familias enteras se ocultan, cierran sus negocios o dejan de enviar a sus hijos a la escuela por temor a ser separados.
No se trata de criminales ni de amenazas a la seguridad nacional, como insiste la retórica oficial. La mayoría de los detenidos son padres de familia, jóvenes estudiantes, obreros, mujeres trabajadoras.
- Personas que han vivido por años en Estados Unidos, contribuyendo con su trabajo a la economía de un país que hoy les da la espalda.
Las reacciones no se han hecho esperar. Al menos 20 ciudades de la Unión Americana han sido escenario de protestas en rechazo a las medidas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, al tiempo que se ha incrementado el despliegue de soldados y marines.
Estas redadas, más que un instrumento de política migratoria, son una herramienta de intimidación y cálculo político. Trump ha redoblado su discurso antiinmigrante en un contexto cada vez más polarizado.
La respuesta del gobernador de California, Gavin Newsom, ha sido una de las pocas voces institucionales que se han levantado con claridad y firmeza frente a este atropello. El gobernador ha denunciado públicamente las redadas como una acción “cruel” y “políticamente motivada”, y ha reiterado que California no será cómplice de una política migratoria basada en el miedo.
Trump, para variar, se brincó todas las trancas… Sobrepasó los límites de su autoridad presidencial…
Evidentemente, esta es la lucha que había estado esperando… Un enfrentamiento con uno de sus principales rivales políticos en un estado demócrata… sobre una cuestión fundamental para su programa político.
La confrontación entre Newsom y Trump no es algo nuevo… Sin embargo, en los últimos días ha escalado al punto de convertirse en un símbolo de la fractura entre dos visiones de país: una que se cierra, expulsa y discrimina; y otra que se esfuerza por proteger la dignidad y los derechos humanos, incluso en tiempos difíciles.
¿Y México?
Entre azul y buenas noches. La Secretaría de Relaciones Exteriores ha emitido comunicados instando a respetar los derechos de sus connacionales y ha activado consulados móviles en la región. El lunes 9 de junio confirmó la detención de 42 migrantes mexicanos. La Presidenta Claudia Sheinbaum señaló que no es con violencia como se debe atender la migración. Sin embargo, esta podría ser una oportunidad para alzar la voz con mayor contundencia. Porque no solo se trata de proteger a los ciudadanos, sino de defender principios elementales de justicia y humanidad.
Este nuevo episodio confirma que la crisis migratoria no es solo una cuestión de fronteras, sino de principios.
¿Qué tipo de sociedad queremos ser?
¿Una que normaliza la persecución y la violencia institucional, o una que construye puentes y protege a los más vulnerables?
Soy Gregorio Martínez… Más Allá de la Noticia… Nos vemos y nos escuchamos… Aquí en POSTA…
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