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Gatos o perros, ¿quién es el más inteligente, según la ciencia?

Un debate que se ha apoderado de redes sociales y mesas familiares, tiene una respuesta; la ciencia nos cuenta que la inteligencia de perros y gatos es más compleja de lo que creíamos.

Gatos o perros, ¿quién es el más inteligente, según la ciencia? Foto: Canva.
Gatos o perros, ¿quién es el más inteligente, según la ciencia? Foto: Canva.

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Por: Samantha Carreño

¿Quién es más inteligente, el perro o el gato? Esta es una pregunta que ha desatado discusiones interminables entre sus dueños, para muchos, la respuesta es simple, ¡mi mascota!

Pero, más allá de los cariños y la lealtad, la ciencia ha entrado al ring para darnos una respuesta que, te adelantamos, no es tan simple como parece, la inteligencia no se mide en un solo parámetro, sino en un abanico de habilidades que cada especie ha desarrollado a su manera.

La evidencia científica reciente, basada en estudios de universidades como la de Vanderbilt en Estados Unidos, la Universidad Eotvos Loránd de Hungría y otros centros de investigación, nos muestra un panorama fascinante.

La inteligencia canina y felina son diferentes, cada una con sus propias fortalezas, mientras que los perros han evolucionado para el trabajo en equipo y la interacción social, los gatos han perfeccionado su autosuficiencia e individualismo, pero, ¿qué significa esto en la práctica?

¿Es el perro más inteligente que el gato en su cerebro?

Cuando se trata de la anatomía, el debate se pone interesante, un estudio de la Universidad de Vanderbilt reveló que los perros tienen un número significativamente mayor de neuronas corticales que los gatos.

Imagina que estas neuronas son como los procesadores de una computadora, a más procesadores, mayor capacidad; específicamente, los perros tienen alrededor de 530 millones de neuronas corticales, mientras que los gatos tienen unos 250 millones.

Foto: Canva.

Foto: Canva.

Desde esta perspectiva, la balanza se inclina un poco hacia los perros; pero ojo, esto no es todo, la estructura cerebral de los gatos, en particular su hipotálamo, está más desarrollada, lo que les da una ventaja en la memoria y la percepción espacial.

Así que, mientras que el perro es el amo de lo social, el gato es un genio de la lógica y la orientación.

¿Cuál de los dos muestra más inteligencia social?

Aquí es donde los perros brillan con luz propia, su historia evolutiva como animales de manada los preparó para la vida en grupo y la interacción con los humanos; los perros son expertos en interpretar nuestros gestos y señales, incluso la más sutil mirada.

Si un perro se encuentra con un problema que no puede resolver, como un juguete inaccesible, su primer instinto es voltear a ver a su dueño, pidiendo ayuda, esta habilidad para comunicarse y cooperar es una clara muestra de su inteligencia social.

Foto: Canva.

Foto: Canva.

En cambio, los gatos, con su pasado de cazadores solitarios, son más autosuficientes, cuando se topan con un problema, prefieren resolverlo por sí solos, con tenacidad y sin buscar la atención humana.

Su inteligencia se enfoca en la resolución independiente de problemas y en la manipulación de su entorno para conseguir lo que quieren.

De hecho, estudios han demostrado que los gatos pueden ajustar su comportamiento y sus maullidos para comunicarse de forma más efectiva con sus humanos.

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Y entonces, ¿quién es el rey de la inteligencia animal?

La respuesta es que no hay un rey, sino dos reyes en reinos distintos, la ciencia nos invita a dejar de lado la comparación y a valorar la inteligencia de cada especie en sus propios términos.

Los perros son genios de la cooperación, la lealtad y la interacción social, su inteligencia se manifiesta en su capacidad para aprender órdenes, trabajar en equipo y forjar un vínculo profundo con nosotros.

Los gatos, por su parte, son maestros de la autonomía, la adaptabilidad y la percepción del entorno, su inteligencia se refleja en su capacidad para planear, resolver acertijos y mantenerse firmes en su independencia.

Al final del día, el debate no debería ser sobre quién es más inteligente, sino sobre cómo valoramos y entendemos las capacidades únicas que cada uno trae a nuestros hogares.

Ya sea con un "lomito" listo para una aventura o con un "michis" independiente y cautivador, la verdadera victoria es la alegría que nos dan día a día.

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