Justicia al estilo Club América
En esta democracia de austeridad republicana, donde hasta los papelitos del baño en oficinas públicas tienen que ser racionados...
En esta democracia de austeridad republicana, donde hasta los papelitos del baño en oficinas públicas tienen que ser racionados, nos acabamos de echar una elección que costó pero po mucjo más que la plantilla del Real Madrid, con todo y galácticos.
Sí, el mismo gobierno que presume cada centavo ahorrado, que regaña por gastar de más, organizó un evento que dejó más sillas vacías que un Puebla vs Mazatlán en pleno domingo a la medio día.
Hagamos el ejercicio matemático fácil, como si estuviéramos en la transmisión del entretiempo: si el INE destinó 7 mil millones de pesos y solo participó el 12% del electorado, cada voto nos costó unos 600 pesos. ¡600!
Y si lo comparamos con el promedio del voto en la elección presidencial de 2024 —146 pesos por cabeza— una cigra verdaderamente escandalosa, y más para un gobierno austero.
Lo más irónico es que esta joya de gasto fue impulsada por un gobierno que se dice de izquierda, que proclama austeridad como si fuera religión. Pero aquí no hubo ahorro, ni eficiencia, ni rentabilidad social.
Solo un ejercicio carísimo con muy bajo rendimiento. Es como fichar a una súper estrella… y dejarla en la banca.
Claro, no estamos diciendo que el Poder Judicial no necesitara una sacudida. Todos queremos justicia más justa, jueces más humanos y menos lejanos, un sistema que no huela a privilegio.
Pero de ahí a este experimento costoso, con baja participación y muchos cuestionamientos… pues hay una gran distancia, más o menos como entre el VAR y el sentido común.
Y aún así, ya tenemos ganadores. Como en cualquier torneo, se reparten medallas. Aunque claro, curiosamente la mayoría de los “votados” son afines al equipo en el poder. Qué coincidencia.
Una especie de liguilla con árbitro amigo y gol de último minuto a favor del Movimiento de Regeneración Nacional. Ni Guardiola, ni Luis Enrique lo habría planeado mejor.
Lo hecho, hecho está. El marcador es definitivo. Pero vale la pena dejarlo por escrito: esta elección judicial, que pretendía abrir las puertas de la justicia al pueblo, terminó siendo una jugada muy cara y poco efectiva. Una de esas finales en donde no hubo espectáculo, ni emoción, ni goles… pero sí una factura monumental.
