Esta fue la primera carretera de Tamaulipas que se convirtió en autopista
La histórica Carretera Nacional México–Nuevo Laredo, precursor de la Federal 85, fue la primera vía pavimentada que conectó el estado con el país.

La construcción de la Carretera Nacional México–Nuevo Laredo transformó Tamaulipas. Diseñada en la década de 1920 por la Comisión Nacional de Caminos durante la presidencia de Plutarco Elías Calles, su trazo se definió entre 1926 y 1928, y finalmente fue inaugurada el 1° de julio de 1936 por el presidente Lázaro Cárdenas, junto con autoridades de ambos países.
¿Qué ruta cubrió esta histórica vía?
La carretera partía de la Ciudad de México y atravesaba Hidalgo, San Luis Potosí, Tamaulipas y Nuevo León hasta cruzar el Río Bravo hacia Laredo, Texas. Dentro de Tamaulipas, discurría por zonas como Ciudad Victoria, continuando hacia el norte del estado.
Esta obra pavimentada, que se conoció como "Carretera Nacional Nº 1", fue más que un camino: fue el primer enlace directo entre la capital mexicana y la frontera norte).
¿Por qué fue trascendente esta carretera para Tamaulipas?
Al convertirse en la única vía pavimentada hacia Estados Unidos por más de 15 años, tuvo implicaciones estratégicas: impulsó el comercio internacional, integró regiones aisladas, facilitó el transporte de bienes (petróleo, productos agrícolas) y promovió turismo.
Fue también la base para la red de carreteras moderna del país y la columna vertebral de lo que hoy conocemos como la Carretera Federal 85.
¿Qué legado dejó en la actualidad?
Ese trazado histórico se mantiene vigente. En 1938 fue formalizado como la Carretera Federal 85, hoy equipada con tramos de autopista y conectada a la red Panamericana . Aunque han surgido rutas alternas y modernas autopistas de cuota, la ruta original sigue operativa y sirve como vía secundaria con uso turístico y local.
Desde su planificación en la década de 1920 hasta su apertura oficial en 1936, la Carretera Nacional México–Nuevo Laredo fue la vía pionera en cruzar Tamaulipas. Esa obra visionaria no sólo unió territorios, también cimentó puentes entre regiones y naciones, dejando una huella imborrable en la identidad del estado.