Sacuchero: el escarabajo que encuentras en Yucatán con una fascinante leyenda maya
Este escarabajo de apariencia llamativa forma parte del folklore yucateco y un aliado importante en el ecosistema

En Yucatán, con la llegada de las lluvias y el calor, aparece un escarabajo verde brillante que, más allá de su apariencia llamativa, carga con una profunda historia de amor y tristeza: el sacuchero. Este insecto no solo es parte del ecosistema local, también es protagonista de una leyenda maya que ha sido contada por generaciones.

Te puede interesar....
¿Qué dice la leyenda maya del escarabajo sacuchero?
La leyenda narra el amor entre Sacuchero, un joven guerrero del sur, y Lol Mukuy, una princesa del norte. A pesar de que sus pueblos eran enemigos, los jóvenes se enamoraron en secreto en un cenote llamado Dzidzilché. Se veían cada día al amanecer, hasta que fueron descubiertos.
El padre de la princesa, al enterarse, decidió sacrificarla para evitar la unión con el hijo de su enemigo. Sacuchero, sin saberlo, acudió al cenote como cada día, pero ella nunca volvió. El joven esperó durante días, consumido por la tristeza.
Compadecido, el dios Yum K’aax lo transformó en escarabajo, para que pudiera seguir buscando a su amada entre las flores del dzidzilché. Así nació el sacuchero, que aún hoy aparece en los hogares yucatecos, buscando eternamente a Lol Mukuy.
Te puede interesar....
¿Qué tipo de escarabajo es el sacuchero y cuándo aparece?
Se cree que el sacuchero corresponde a la especie Cetonia aurata, un escarabajo verde metálico cuya presencia aumenta en temporada de lluvias. Estos insectos emergen principalmente en primavera, se reproducen, y las larvas se desarrollan en materia orgánica en descomposición.
Su ciclo de vida puede durar hasta dos años, y durante su etapa adulta buscan flores y néctar, especialmente en árboles como el dzidzilché.
Te puede interesar....
¿Por qué es importante preservar al sacuchero en Yucatán?
Además de su papel ecológico como polinizador y controlador biológico, el sacuchero es un símbolo cultural en Yucatán. Durante años, los niños solían jugar con él, atándolo con hilos, aunque esta práctica ha ido desapareciendo con el tiempo.
Hoy, su figura representa una conexión entre la naturaleza, la historia maya y el respeto por las tradiciones vivas del estado.