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Dónde encontrar la “conchamaco” en CDMX: el desayuno chilango que lo tiene todo

Don Ángel de guajolotongo en CDMX. Foto: Iván Macías
Por:Iván Macías

Es una experiencia difícil de explicar, cómo comer tacos de canasta Gourmet en CDMX, pero el platillo del que hablamos pesa casi un kilo.

Se te antoja desde que lo van preparando como si fuera una escultura rebosada de salsa, crema, queso, un tamal y chilaquiles con pollo. Todo abrazado de una espectacular concha de chocolate.


Es como el primer beso de unos enamorados, que no saben cómo será o si les gustará. Pero al mismo tiempo es algo que no pueden evitar.

Las capas de sabor se van deshaciendo en tu boca, a veces es dulce y otras salado; otras pica un poco, pero ninguna predomina y, por momentos, se mezclan los sabores de forma sutil.

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¿Cuánto cuesta este extraño manjar urbano de la CDMX?

Tomando en cuenta que se trata de 3 platillos en uno, el precio es muy accesible, son 85 pesos lo que cuesta el “conchamaco” y la gente los paga con gusto, porque para muchos es una gran opción (grande en verdad) para un desayuno con toda la esencia chilanga.

Pero en este lugar no solo se vende este rebuscado platillo. Así como este tipo de platillo, en CDMX, encuentras una gran variedad, como este lugar donde vas a comer la cochinita pibil más rica. 


También encuentras el “guajolotongo”, la “guachilotorta” y el “guajolotongo croissant”. Todos a 85 pesos, pero de la misma forma se ofrecen tamales tradicionales a 30 pesos, de hoja de plátano a 40, atoles de diversos sabores a 35 y chilaquiles verdes o de salsa de cacahuate con morita.

¿A qué saben estos platillos tan excéntricos?

Depende del gusto de los comensales, pero cada platillo en lo individual sabe delicioso. La combinación de dulces y salados puede parecer algo atrevido, pero la verdad es que poco a poco le encuentras un gusto único que se va ganando la aceptación del paladar.

Es un clásico desayuno chilango, llegas y no tienes tiempo para hacer chilaquiles, pero aquí está el señor y te los llevas a casa a seguir trabajando

Christopher - Cliente

Lo cierto es que todo es cocinado por Ángel Hernández, quien desde los 12 años de edad, entró al negocio de los tamales junto con sus abuelos, quienes se hicieron cargo de él tras la muerte de su padre cuando tenía 4 años de edad.

Con el paso del tiempo he buscado innovar pensando en las personas que pasan muchas horas trabajando en la calle y que no tienen tiempo ni dinero suficiente para comer.


Por eso la comida que hacen temprano les dura para todo el día y más cuando se trata de lo que parece ser un club exclusivo, que es visitado por personas que vienen de lejos Ángel le hace honor a su nombre porque es un artista culinario urbano, dicharachero y generoso con sus clientes a quienes les sirve sus platillos “al tanteo” y sin limitarse en los extras.

Ninguna de sus creaciones es igual a la anterior y con sus clientes siempre tiene un detalle cálido, ya sea en el diseño del platillo o con el cambio que regularmente le quedan a deber sus fieles clientes, a quienes reza siempre un:

Ahí me lo das luego, pero no le digas a nadie

Ángel Hernández - Cocinero

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¿Dónde se ubica el puesto del Guajolotongo Ángel?

Es un pequeño carrito donde tiene de todo: los totopos de los chilaquiles, la salsa (que en ocasiones es verde o de chile morita con cacahuate), el queso, la crema, el pollo, los tamales, el pan y el atole.

Lo puedes visitar todos los días, de 7 de la mañana a las 12 del mediodía, en el cruce de la avenida Patriotismo y Holbein en la alcaldía Benito Juárez, afuera de un banco y justo al lado de la ciclovía que pasa por ahí.


Lo ubicas de inmediato porque su puesto siempre está lleno, como desde hace 12 años que se instala en ese lugar.

La creatividad y atención de Ángel es inspiración para otros emprendedores como Alfonso, quien tiene también 12 años en ese cruce vendiendo café, pero poniéndole un toque único a su producto que ahora también ofrece una opción fríanles con su “café a la hielé”, que es una especie de frappé callejero de espectacular sabor y que solo cuesta 40 pesos.


Si te animas a visitar este lugar procura ir con bastante apetito y apertura para probar sabores que parecen incompatibles, pero que en verdad son un agasajo el paladar, que define a los chilangos por su excentricidad y conveniencia.

Como este otro restaurante japonés en la Roma Que pelean por un lugar en el duro negocio de la comida urbana de la CDMX.

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