Escuela abandonada. Foto: Canva
Estas cuatro escuelas de CDMX se construyeron sobre panteones y esconden misteriosas historias
La escalofriante leyenda urbana que susurra en los pasillos escolares: "Esta escuela está construida sobre un panteón", resulta ser más que un simple mito en al menos cuatro emblemáticos planteles de la Ciudad de México.
Historias de sombras fugaces, voces en solitario y el arrastrar de bancas encuentran un posible, aunque macabro, anclaje en la realidad histórica: estos centros educativos se erigieron sobre antiguos lugares de enterramiento, devorados por el voraz crecimiento urbano de la capital.
La creencia popular, alimentada por supuestas manifestaciones fantasmales, cobra una dimensión histórica al revelar que el suelo que pisan cientos de estudiantes fue, en su momento, lugar de criptas y lápidas de una ciudad en expansión.
¿Cuáles son las escuelas que se construyeron sobre panteones?
La investigación histórica señala cuatro instituciones en el corazón de la CDMX que comparten este inquietante pasado:
-
Centro Escolar Benito Juárez (Colonia Roma Sur).
-
Centro Escolar Revolución (Colonia Doctores).
-
Colegio de San Ignacio de Loyola Vizcaínas (Centro Histórico).
-
Escuela Primaria Belisario Domínguez (Centro Histórico).
1. Centro Escolar Benito Juárez
Ubicado en la colonia Roma Sur, este complejo de jardín de niños y primaria es quizás el caso más emblemático. Fue construido en 1923 sobre una parte de los terrenos del desaparecido Panteón General de la Piedad, inaugurado por el presidente Benito Juárez en 1872.
El arquitecto Carlos Obregón Santacilia, creador del Monumento a la Revolución, estuvo a cargo de la obra, impulsada por el proyecto educativo de José Vasconcelos. Sus cimientos se asientan literalmente sobre lo que alguna vez fueron tumbas.
2. Centro Escolar Revolución
Cercana a la Ciudadela, esta escuela se asienta sobre un lugar con una historia aún más oscura. Su complejo de edificios fue, a finales del siglo XVII, el Recogimiento de San Miguel de Belén, luego Colegio de Niñas y, a mediados del siglo XIX, se transformó en la temida Cárcel de Belén.
Las condiciones de hacinamiento, enfermedades, violencia y frecuentes fusilamientos convirtieron el sitio en un lugar donde la muerte era cotidiana, explicando las supuestas manifestaciones paranormales reportadas.
3. Primaria Belisario Domínguez
Parte del proyecto educativo de Vasconcelos e inaugurada en 1923, esta primaria también se levantó sobre un antiguo lugar de enterramiento.
Hoy se ubica justo frente al Panteón de San Fernando, en la esquina de Héroes y Zarco, una cercanía que remite directamente a su origen sobre terrenos de camposantos modificados por el crecimiento urbano.
El crecimiento urbano devora a los muertos
La clave detrás de este fenómeno reside en la expansión desmedida de la Ciudad de México, el imparable avance de la mancha urbana obligó a clausurar y edificar sobre antiguos panteones, como el General de la Piedad, o a modificar los límites de otros, como el de San Fernando.
El crecimiento no solo sepultó cementerios completos bajo escuelas, sino que también absorbió terrenos aledaños a conventos, iglesias y colegios que se utilizaban para enterramientos.
Se estima que al menos 15 centros educativos colindan con estos antiguos sitios y hasta 35 planteles se construyeron junto a cementerios activos, separados apenas por un muro o una calle estrecha, manteniendo vivo el vínculo entre el aprendizaje y el descanso eterno.