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La boca del Río Bravo, un ecosistema vital entre México y Estados Unidos, se convirtió hoy en el escenario de un incidente fronterizo sin precedentes y profundamente preocupante. Foto: Conibio Global A.C.
Por:David Paz

Un puñado de personas, supuestamente con la venia del Departamento de Defensa de EE. UU., cruzó el límite soberano para plantar estacas y letreros de restricción en nuestra tierra.

La acción ha encendido las alarmas de la sociedad civil y las autoridades por la doble amenaza: a la soberanía nacional y a la casa de especies en peligro como manatíes y tortugas.

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El reloj marcaba cerca de las 10:00 de la mañana cuando un técnico de campo de Conibio Global A.C. se topó con una escena desconcertante. Un grupo de individuos, procedentes de Estados Unidos, había ingresado a territorio mexicano navegando por el Río Bravo y estaba ocupado instalando señalamientos metálicos robustos, declarando una "Área Restringida."

La preocupación se disparó al ver que estos postes no solo estaban en la orilla, sino que al menos seis de ellos habían sido colocados directamente dentro del estuario y hasta en el mar, en un claro acto de ocupación no autorizada.

 

La acción ha encendido las alarmas de la sociedad civil.

¿Qué autoridad tiene Estados Unidos para declarar 'zonas prohibidas' dentro de nuestra frontera?

Los letreros no dejaban lugar a dudas sobre su procedencia: citaban la autoridad del comandante, una directiva del Secretario de Defensa estadounidense y, de manera crucial, la Ley de Seguridad Interna de 1950 de EE. UU. En esencia, estaban utilizando leyes extranjeras para prohibir la entrada a una porción de México.

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Este no es solo un problema de límites geográficos; es un cuestionamiento directo a la soberanía nacional, un recordatorio de que las acciones unilaterales en la frontera tienen consecuencias muy reales y tangibles en nuestro suelo.

 

La acción ha encendido las alarmas de la sociedad civil.

¿Acaso el Pentágono no considera a los manatíes y cocodrilos mexicanos en su "Ley de Seguridad"?

Pero el conflicto va mucho más allá de las banderitas y los papeles oficiales. La zona de la boca del Río Bravo es, literalmente, un santuario de vida silvestre. Es el hogar que da la bienvenida a criaturas majestuosas y vulnerables.

Mediante el monitoreo constante, Conibio Global A.C. ha documentado el paso de manatíes, esos gigantes gentiles, así como la presencia imponente de cocodrilos, y un desfile de aves migratorias y residentes, muchas de las cuales están catalogadas en estatus de riesgo o peligro de extinción.

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Las tortugas marinas, guardianas silenciosas del Golfo, también utilizan este corredor costero como un punto esencial de hábitat y desplazamiento. La instalación de barreras y la declaración de una zona militarizada en este punto vital no solo asusta a la fauna, sino que interrumpe sus ciclos de vida y migración. Se trata de ponerle una cerca a la naturaleza.

 

¿Quién defenderá a los ecosistemas costeros ahora que la soberanía ha sido vulnerada?

Conibio Global A.C., sintiendo la urgencia de la situación, no perdió un segundo. La organización hizo del conocimiento público la instalación de estos señalamientos y, de forma inmediata, notificó a las autoridades mexicanas correspondientes.

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Esta acción es un llamado a la acción, un grito de alerta para que las instituciones de México actúen con la firmeza necesaria para garantizar la integridad de nuestros ecosistemas costeros y marinos.

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