Tamaulipas propuso transformar cerca de 200 mil hectáreas del Distrito 025 en zona de temporal. Foto: Carlos García
200 mil hectáreas dejarán de recibir riego por falta de agua en el norte de Tamaulipas
Ante lainsuficiencia de agua para garantizar el riego agrícola, el Gobierno de Tamaulipas propuso transformar cerca de 200 mil hectáreas del Distrito 025, que comprende los municipios de Río Bravo, Reynosa y Matamoros, de superficie de riego a zona de temporal.
La medida busca evitar una crisis en la producción de granos y permitir que los agricultores accedan a apoyos federales.
¿Por qué el agua ya no alcanza para el riego en el norte de Tamaulipas?
El secretario de Desarrollo Rural, Antonio Varela Flores, explicó que la presa Falcón no cuenta con el volumen suficiente para abastecer las 200 mil hectáreas del Distrito 025, una de las zonas agrícolas más productivas del estado.
Cada año, esta superficie requiere más de un millón 300 mil metros cúbicos de agua para mantener los cultivos, principalmente de sorgo y hortalizas.
¿Qué implica dejar de ser un distrito de riego en Tamaulipas?
Al pasar de distrito de riego a zona de temporal, los productores podrán incorporarse al programa estatal “Cosechando Soberanía”, que ofrece créditos y apoyos para la producción en condiciones de baja disponibilidad de agua.
Según Varela Flores, esta medida permitirá mitigar el impacto de la sequía y evitar una crisis productiva.
¿Cómo enfrenta Tamaulipas el problema histórico del riego agrícola?
Los problemas de abasto de agua en el Distrito 025 se arrastran desde hace tres décadas, aunque los últimos ocho años han sido los más críticos.
Con esta estrategia, el Gobierno de Tamaulipas busca una salida técnica y económica ante la sequía prolongada, mientras se espera la respuesta de la Federación a la solicitud de reclasificación del distrito.
¿Por qué no hay agua en el norte de Tamaulipas?
La crisis de agua en el norte de Tamaulipas se ha agravado por la disminución sostenida en los niveles de las presas internacionales, cuya disponibilidad depende de los escurrimientos del río Bravo y de los compromisos de entrega de agua establecidos en el tratado de 1944 entre México y Estados Unidos.
En los últimos años, la sequía extrema, las altas temperaturas y la falta de lluvias en la región han reducido drásticamente el almacenamiento, afectando tanto el abasto para consumo humano como el riego agrícola.
A esta situación se suma el crecimiento de la demanda en las ciudades fronterizas y la necesidad de priorizar el agua para uso urbano, lo que ha dejado a los productores con volúmenes cada vez más limitados.