San Antonio de Padua es el patrono de los objetos perdidos pero algunos creen que también ayuda a encontrar pareja. Foto: Carlos García
Esta es la superstición en la que los solteros creen para encontrar pareja en Tamaulipas
En algunas comunidades tamaulipecas, la devoción a San Antonio de Padua va mucho más allá de pedirle ayuda para encontrar objetos perdidos.
Entre rezos, superstición, bromas y rituales creativos, este santo franciscano es visto como el “cupido” de los solteros.
Sus devotos aseguran que, con la fórmula correcta, puede acelerar la llegada del amor, aunque a veces haya que ponerlo de cabeza para que se apure.
¿Por qué San Antonio es considerado “casamentero” en Tamaulipas?
Aunque la Iglesia Católica lo reconoce como patrono de los objetos perdidos, en la tradición popular tamaulipeca se le atribuye también el poder de encontrar pareja.
La idea es que, si puede “hallar” cosas extraviadas, también puede ayudar a localizar un corazón compatible.
Esta creencia se ha transmitido de generación en generación en municipios como Tula y otros del altiplano, aunque no es exclusiva de esta región.
¿En qué consiste la superstición y el ritual más famoso para pedir pareja?
El más popular es poner la imagen del santo de cabeza en un vaso o jarra, con la promesa de no enderezarlo hasta que llegue el o la pretendiente.
Otra versión más osada consiste en quitarle el Niño Jesús que lleva en brazos y guardarlo envuelto en un pañuelo, diciéndole: “Si quieres ver a tu Niño, búscame mi marido”.
También está la oración de las trece monedas, que implica rezar durante trece días seguidos, colocando una moneda cada día junto a la imagen.
¿Cómo se mezcla la fe y la superstición con la fiesta?
En el municipio de Tula, cuyo patrono es San Antonio de Padua, durante la fiesta patronal del 13 de junio, se realiza la ya famosa callejoneada de solteros: un recorrido nocturno donde los participantes visten según un código de colores (rojo = disponible, amarillo = indeciso, negro = solo a bailar).
Entre la devoción y el humor, los tamaulipecos mantienen viva una tradición que mezcla religión, superstición, cultura y picardía, convencidos de que “San Antonio siempre cumple… si se le sabe pedir”.