¿Quién es la enfermera Eva? El espíritu que aún deambula en La Rumorosa
Se perdió buscando a un enfermo en los cerros de La Rumorosa. Hoy, dicen que aparece pidiendo raite, en silencio y vestida de blanco.

La carretera de La Rumorosa, con sus curvas imposibles y su paisaje de rocas gigantes, ya es de por sí imponente. Pero para muchos, lo más inquietante no es el camino sino lo que podría aparecer a mitad de trayecto, una mujer vestida de blanco, con mirada ausente, que levanta el brazo para pedir raite.
Quienes la han visto aseguran que no es una ilusión. Dicen que aparece de pronto y que si no te detienes, puede que la encuentres, sin saber cómo, sentada a tu lado. No habla, no parpadea y desaparece justo antes de llegar al panteón.
La llaman la enfermera Eva, y su historia ha sido contada en rancherías, hospitales y estaciones de radio desde hace décadas. No es cualquier leyenda, es uno de los relatos sobrenaturales más conocidos del norte del país.
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¿Quién fue la enfermera Eva?
Cuentan que Eva era una joven enfermera que vivía en una ranchería cerca de Tijuana. Era conocida por su vocación, ayudaba a enfermos y accidentados sin importar la hora ni la distancia. Siempre cargaba su maletín y, si alguien necesitaba atención médica, ella iba.
Un día, una mujer angustiada tocó a su puerta. Le suplicó que fuera a ver a su esposo, muy enfermo, que vivía cerca de La Rumorosa. Eva aceptó, pero antes pasó a atender a una vecina. Luego tomó rumbo a pie hacia el cerro, bajo un sol intenso y con un solo propósito, ayudar.
Pero algo salió mal, Eva tomó el camino equivocado y se perdió entre los enormes bloques de piedra. Con hambre, sin agua y cayendo la noche, empezó a sentir miedo. Las formas de las piedras comenzaron a parecer rostros. Voces susurraban su nombre. “Eva… Eva…”
Trató de regresar, pero se resbaló. Nunca volvió a su casa.
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¿Qué dice la leyenda de la Enfermera Eva?
Pasaron los días y nadie supo más de ella. Hasta que empezaron los avistamientos, en las curvas de La Rumorosa, algunos choferes vieron a una mujer parada al borde del camino, levantando la mano. Nadie podía detenerse pero de pronto, aparecía sentada a su lado.
Otros cuentan que al llegar a la Cruz Roja de Tecate, pacientes eran atendidos por una enfermera amable, silenciosa, que desaparecía en cuanto llegaba el personal oficial.
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Una presencia que no descansa
Se dice que la razón por la que Eva sigue apareciendo es porque nadie sabe dónde murió. No hay cuerpo, no hay cruz, no hubo velorio. Y sin un descanso adecuado, su espíritu quedó atrapado en el mismo camino que intentó recorrer para salvar a alguien más.
Aunque algunos aún la temen, otros creen que Eva no busca asustar. Solo quiere que alguien la lleve a su destino o que al fin encuentren sus restos y le den una despedida digna.
Mientras tanto, la próxima vez que manejes por La Rumorosa y veas a una mujer vestida de blanco a lo lejos, piénsalo dos veces antes de ignorarla. Podría estar intentando regresar a casa.