El Ajusco, el lado más oscuro de Tlalpan: epicentro de desapariciones en la CDMX
En los bosques del Ajusco, al sur de la CDMX, se acumulan más de 300 desapariciones. Familias y colectivos denuncian omisiones e impunidad.

Lo que para muchos es un refugio natural de fin de semana, para cientos de familias representa un territorio de dolor e incertidumbre.
El Ajusco, ubicado en la alcaldía Tlalpan, se ha convertido en uno de los principales puntos de desaparición de personas en la CDMX.
Las cifras oficiales, los testimonios de familias buscadoras y los constantes hallazgos de restos humanos revelan una crisis de derechos humanos que las autoridades no han logrado contener.
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¿Qué está pasando en la zona del Ajusco en Tlalpan y el tema de las desapariciones en CDMX?
Desde noviembre de 2017 hasta julio de 2025, Tlalpan ha acumulado al menos 278 reportes de personas no localizadas, aunque estimaciones de colectivos elevan la cifra a más de 300 casos sin resolver en la zona del Ajusco.
Las desapariciones ocurren con una regularidad alarmante (en promedio, una cada 10 días) y muchas de ellas no han sido esclarecidas ni judicializadas.
Las zonas de mayor riesgo identificadas dentro de la alcaldía son San Miguel Topilejo, San Andrés Totoltepec y San Pedro Mártir, donde se concentra la mayoría de los reportes. En San Miguel Topilejo, por ejemplo, se han documentado 15 desapariciones activas desde 2020.
La orografía del Ajusco (formada por barrancas, cerros, y vegetación espesa) lo convierte en un terreno ideal para ocultar cuerpos y dificultar las labores de búsqueda.
Por ello, colectivos lo califican como un “cementerio clandestino” dentro de la capital del país. Actualmente, este tema ha tomado fuerza, por la desaparición de Ana Ameli García en la zona del Ajusco.
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¿Por qué la zona del Ajusco en Tlalpan se ha convertido en una zona roja en CDMX?
La peligrosidad del Ajusco no es un accidente, sino el resultado de la presencia y operación de grupos criminales organizados.
Transportistas y vecinos han denunciado un clima de terror impuesto por estos grupos, que extorsionan y cobran cuotas que pueden superar los 500 mil pesos, con pagos semanales y amenazas de muerte.
Estos delincuentes operan a plena luz del día, incluso con armas de alto calibre. Los testimonios de las víctimas revelan un sentimiento de impotencia y una profunda desconfianza en las autoridades, pues muchos aseguran que los criminales presumen tener vínculos con la policía.
La falta de vigilancia y cámaras de seguridad en esta vasta zona de 920 hectáreas ha creado un entorno ideal para el secuestro, el cobro de piso y los asaltos.
Las barrancas y parajes aislados del Ajusco se han convertido en el escondite perfecto para los criminales y en los cementerios improvisados de sus víctimas.
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¿Por qué el Ajusco es una zona constante de desapariciones en CDMX?
El Ajusco ha sido escenario de desapariciones ampliamente mediáticas. Una de ellas es la de Pamela Gallardo, quien desapareció en 2017 tras acudir a un festival. A ocho años de su caso, su familia ha realizado más de 400 búsquedas sin apoyo oficial.
En 2025, el caso de Ana Ameli García, una joven de 19 años que desapareció tras subir al Pico del Águila, volvió a encender la alarma.
Aunque se movilizaron helicópteros, drones y perros de búsqueda, su paradero sigue sin esclarecerse.
A nivel nacional, la crisis se agrava: México acumula más de 126 mil personas desaparecidas, según la Comisión Nacional de Búsqueda, y la ONU ha señalado al país por mantener un patrón sistemático y generalizado en estas prácticas.
Solo en la CDMX se reportan más de 6,100 desaparecidos, de los cuales al menos 313 corresponden a Tlalpan.
Los colectivos, lejos de claudicar, han desarrollado herramientas propias como buzones de paz comunitarios en Santo Tomás Ajusco para recibir pistas anónimas y han exigido la creación de protocolos más ágiles y dignos.
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