Violencia digital en Coahuila: avances, retos y la urgencia de mayor especialización
El aumento de violencia digital como ciberacoso, fraudes y hackeos en Coahuila exige mayor capacitación y prevención.
En medio del crecimiento acelerado de agresiones en línea —ciberacoso, sextorsión, suplantación de identidad y difusión no consentida de contenido íntimo—, la capacitación a servidores públicos se ha convertido en una necesidad urgente. Aunque diversos estados del país han impulsado programas de formación, la duda persiste: ¿basta con los esfuerzos actuales?
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Centro de Control y Comando en Saltillo. (Leslie Delgado)
¿Qué avances ha tenido Coahuila en formación y respuesta técnica?
En Coahuila, los avances comenzaron desde 2021, cuando la Secretaría de Gobierno implementó un programa estatal de capacitación en “ciberseguridad” y prevención de delitos digitales.
Los contenidos incluían nociones básicas como ¿Qué son los ciberdelitos? y principios de navegación segura. Aunque relevante, la formación estaba dirigida principalmente a personal de prevención de violencia, no a unidades especializadas en investigación y persecución de delitos informáticos.
La apuesta más sólida ha surgido desde la Policía Cibernética de Coahuila, considerada ya una pieza clave para el esclarecimiento de delitos relacionados con tecnología en la entidad.
Con un equipo de analistas dedicados al monitoreo de redes sociales, rastreo de contenido, detección de cuentas clonadas, análisis de fotografías, videos y fraudes, esta corporación ha desarrollado capacidades técnicas que incluyen rastreo de IP y peritaje digital, indispensables en un entorno donde la información puede borrarse o alterarse en segundos.
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¿Qué papel juega Saltillo en la prevención de riesgos digitales?
La estrategia estatal no actúa en solitario. En Saltillo, la Comisaría de Seguridad y Protección Ciudadana, a través de su Unidad de Policía Cibernética, emprendió desde 2025 un programa de pláticas preventivas dirigidas a estudiantes de secundaria. Las sesiones alertan sobre riesgos como hackeos, fraudes, extorsiones y robo de cuentas, y ofrecen recomendaciones para proteger la identidad y privacidad en redes sociales.
Estas acciones han tenido efectos concretos: la unidad municipal ha intervenido incluso en casos de supuestos “secuestros virtuales” para desactivar amenazas y orientar a las familias.
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¿Por qué sigue siendo insuficiente la respuesta institucional?
El monitoreo permanente también se ha vuelto un factor crucial. La Policía Cibernética estatal detectó recientemente un grupo en redes sociales vinculado a contenido que ponía en riesgo a menores de edad, logrando intervenir para frenar su difusión.
Pese a estos avances, la problemática continúa creciendo. Las cifras de 2023 y 2024 mantienen altos índices de extorsión telefónica, fraudes, hackeo de cuentas y ciberfraudes, lo que evidencia que los agresores digitales se mueven con rapidez y creatividad, superando muchas veces la capacidad institucional.
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¿Qué se necesita para enfrentar la evolución de los ciberdelitos?
Expertos y autoridades coinciden en que la respuesta debe ser multifrontal. Si bien Coahuila y Saltillo han construido unidades especializadas, reforzado la vigilancia digital y ampliado las acciones preventivas en escuelas, la violencia digital evoluciona al ritmo de nuevas tecnologías —incluida la inteligencia artificial—, perfiles falsos y redes internacionales delictivas.
El desafío, señalan, es sostener una capacitación continua, fortalecer la coordinación entre instituciones, invertir en herramientas forenses avanzadas y ampliar campañas de prevención dirigidas a toda la ciudadanía.
Solo mediante una estrategia integrada —que combine especialización técnica con educación digital para la población— será posible ofrecer una respuesta efectiva, humana y sostenible frente al creciente fenómeno de la violencia en línea.
