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Durango

El pueblo de Durango que se fundó junto a un bosque de sauces y tiene una increíble hacienda

Aunque no es la cabecera municipal, este pueblo de Durango dio origen al municipio de Canatlán

Publicado el

Por: Lorena Ríos

Como tal vez te hayas dado cuenta, los primeros pueblos de la Nueva Vizcaya se fueron fundando en función de su cercanía con los ríos y con los yacimientos de oro, plata y otros minerales de la región.

Por ello, conforme los exploradores avanzaban siguiendo los ríos, buscaban vetas de oro, o algún recurso que pudiera ser explotado en nombre de la Corona Española.

Es así como surgen muchos pueblos históricos y majestuosas haciendas, muchas de las cuales hoy están en el olvido.


¿Cuál es el pueblo de Durango que se fundó junto a un bosque de sauces?

Como podrás imaginarlo, por su nombre, se trata del poblado La Sauceda, en el municipio de Canatlán, ubicado al norte del municipio de Durango.

Este asentamiento se fundó en 1596, gracias al misionero jesuita Fray Jerónimo Ramírez, el cual se dio a la tarea de evangelizar a los pobladores de los pueblos indígenas tepehuanos de Durango.

La fundación de La Sauceda sucedió incluso antes de fundar las ciudades de Canatlán, Santiago Papasquiaro y Tepehuanes.


Este pueblo de Durango cuenta con una increíble hacienda

Durante los primeros siglos de la vida poscolombina en México, la Hacienda era el centro de la vida rural, en la cual se administraban todas las labores que a la tierra correspondían.

Es así como varios asentamientos de Durango se desarrollaron en torno a una Hacienda, cada una de las cuales se encontraban en las inmediaciones del conocido Camino Real de Tierra Adentro.

Este también fue el caso de La Sauceda, cuya Hacienda gozó en sus tiempos de un esplendor glorioso que hoy en día es apenas un fantasma detrás de su fachada recién restaurada.


¿Cuándo se fragmentó la Hacienda La Sauceda y su población?

Como sucedió en muchos casos, la Hacienda La Sauceda fue también expropiada durante la Revolución Mexicana y sus terrenos de cultivo se transformaron en ejidos, a su vez divididos en parcelas, mismas que fueron repartidas entre los trabajadores y pobladores de los asentamientos.

Los últimos dueños de la Hacienda La Sauceda fue la familia Pérez Gavilán. A finales del siglo XIX la finca abarcaba un total de 54 mil hectáreas, dedicadas a la actividad agrícola y a la crianza de ganado vacuno, principalmente, y otros animales de granja.

Con la Revolución Mexicana, tras el proceso de reparto de tierras entre los habitantes del poblado de San José de Gracia, comenzó a dividirse el territorio que era parte de La Sauceda.

Hacia 1940, tras varios intentos y disputas legales y populistas, la Hacienda La Sauceda quedó totalmente desarticulada, quedándole solo un par de huertas de 20 hectáreas cada una, más las 10 hectáreas que ocupaba el casco de la hacienda.

A mitad del siglo pasado, el pueblo de La Sauceda quedó conformado prácticamente por los trabajadores de la hacienda y sus familias.

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