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La importancia del olvido

Hola qué tal yo soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas tu micro mini podcast en el que escribo cosas que luego leo para que no se me olviden.

Publicado el

Por: Carolina Hernández

SAN PEDRO GARZA GARCÍA, Nuevo León.- Hola qué tal yo soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas tu micro mini podcast en el que escribo cosas que luego leo para que no se me olviden…

Ayer fui a comer con mi Pedroluiz del amor y hablamos, entre muchas cosas, de lo doloroso que es aceptar cuando una amistad ya no es. Cuando los caminos que recorrimos junto a otras personas se abren en una bifurcación como diría en GPS de Google y vamos viendo cómo, entre más avanzamos, más nos separamos.

Es doloroso aunque estemos concientes de que ya no hay nada bonito ahí.

Es doloroso, porque como dijo mi adorada Rosario Castellanos: El recuerdo embellece todo lo que toca.

Por eso, es importante el olvido.

De hecho, no lo digo yo, lo dice la ciencia.

Aunque tenemos la idea de que recordar todo es algo super chido, olvidar es parte de un mecanismo esencial de aprendizaje sin el que estaríamos totalmente incapacitadas para aprender nuevas cosas.

El asunto es que la idea predominante en neurobiología cuando se trata de recuerdos ha sido siempre que recordar información es fundamental.

Y por tu que sí… Blake Richard es un investigador de Toronto que dice que aunque ciertamente la clave de la memoria es hacer que las personas puedan tomar decisiones inteligentes dadas determinadas circunstancias, es importante que el cerebro olvide detalles irrelevantes y en su lugar se centre en las cosas que ayudarán a tomar decisiones en el mundo real.

Y ojo, no estoy diciendo que los recuerdos de esas amistades que estamos soltando sean irrelevantes, al contrario, lo que estoy diciendo es que probablente estamos echando a la carpeta de recuerdos irrelevantes cosas que definitivamente nos harían alejarnos de esa persona… pero, nostalgia. Nos aferramos a la nostalgia y a querer recordar todo como una escena de Friends.

Hemos idealizado un montón a la raza que se sabe un shingo de datos, citas de filósofos franceses, o momentos históricos, pero el objetivo de la memoria es ayudarnos a tomar decisiones dadas las circunstancias, y un aspecto importante para ayudarnos a eso, es poder olvidar cierta información.

Imaginen poder recordarlo todo…

Todo, todo… todas las contraseñas que has usado en tu vida, todas las convesaciones que has tenido, todo lo leído y lo escuchado por error. Todos los olores y los sabores. Todas las veces que te rompieron el corazón.

Todo.

Hace poco me compartieron un clip que cita un cuento de Jorge Luis Borges que se llama Funes el memorioso.

En ese texto el argentino cuenta la historia de Ireneo Funes, quien después de caerse de un caballo comienza a recordar todo, absolutamente todo lo que sucede.

“Sabía las formas de las nubes australes del amanecer del 30 de abril de 1882 y podía compararlas en el recuerdo con las vetas de un libro en pasta española que sólo había mirado una vez y con las líneas de la espuma que un remo levantó en el Río Negro la víspera de la acción del Quebracho”.

Los neurólogos diagnosticaron a Funes con hipermnesia, la facultad de recordarlo todo, en detalle, para siempre.

Recordar es lindo, pero olvidar tambien.

El olvido es necesario, lo que en realidad nos da miedo es olvidar las cosas que consideramos importantes, no el nombre de aquel físico que inventó la gravedad (guiño, guiño) si no ese momento de juventud con los pies descalzos llenos de lodo corriendo bajo la lluvia.

Ese instante en que vimos a esa persona entrar en un café y nos desordenó la vida.

Esa escena en blanco y negro del amigo que vino a nosotros cuando todo parecía derrumbarse… pero esos recuerdos, muy probablemente estén embellecidos por la nostalgia.

Guardemoslos ahí, en ese cajón de cosas lindas.

Pero olvidemos cuando haya que olvidar, cuando el camino nos separe y nos diga clarito que nada lindo hay ya ahí.

Olvidar es soltar y soltar también es ser feliz.

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