Un bien natural…

CIUDAD DE MÉXICO.- El 58% del territorio nacional tiene algún grado de sequía y 7 estados presentan sequía excepcional, es decir, el nivel más alto de falta de lluvia.

Para darnos una idea del problema, este mes de marzo ha llovido 4 veces menos que lo que venía lloviendo hasta hace poco, que ya era muy poco; esto lleva a que de 2400 municipios que tiene México, 1621 tengan falta de agua.

El cambio climático continua y no hemos tomado acciones.

La situación está a la vista, y pese a que se ha minimizado el problema, nadie puede negar la condición de lagos tan importantes y emblemáticos para el país, como el de Valle de Bravo, en el Estado de México, que está en mínimos de su capacidad, poniendo en riesgo a toda la industria turística de su municipio.

El lago de Cuitzeo, en Michoacán, el segundo más grande del país, que ha perdido el 70% de su cobertura de agua, acabando con formas de vida tradicionales allá, como la pesca.

El lago de Pátzcuaro, actualmente tiene el nivel más bajo en 50 años, al grado que recientemente se tuvo que suspender la navegación en él y no es lo peor, ya que, según la Fundación de Desarrollo Sustentable y Cambio Climático, de no revertirse la situación, el lago desaparecería para 2030.

No podemos olvidar a la Ciudad de México, que según la OMS será una de las primeras ciudades en el mundo en quedarse sin agua. Y para muestra, un botón, el estado del sistema Cutzamala, una de las fuentes de abastecimiento principales para la urbe, está en su nivel más bajo en los últimos 30 años.

Según estudios, la tala inmoderada, la sobreexplotación y evidentemente la falta de lluvias, son las principales causas de esta pérdida de cuerpos de agua.

Las afectaciones no son pocas y no sólo técnicamente se está violando la Constitución donde el agua se declara como derecho. En el 2023, según el Consejo Consultivo del Agua, 21 millones de personas en nuestro país no tuvieron acceso al líquido y 48% sufrió fallas o intermitencias en el suministro.

También el campo está afectado, pues el 70% de los cultivos en nuestro país dependen directamente de la lluvia.

¿Cómo se ha atendido en esta administración el problema?

 Mayormente minimizándolo y tomando decisiones controvertidas.

Un dato para evidenciar esto: el presupuesto para proyectos, distribución y disponibilidad del agua es 33% más bajo este año que el anterior, a pesar de haber sido el año con menos lluvia del que se tiene registro.

¿Qué soluciones se han propuesto?

Primero, la perforación de más pozos, cosa que sólo agrava el problema futuro, ya que, si no se tiene forma de reabastecer los mantos freáticos, no es una solución sostenible.

Segundo, traer agua de la zona del Mezquital, en Hidalgo, a donde se descarga el drenaje de la ciudad y que, según la UNAM, aún después del proceso natural de limpieza por infiltración, se tendría que hacer un tratamiento especializado dada la alta contaminación, pero esto sería muy caro, y aún riesgoso para la salud.

Esto sólo para CDMX, para el resto del país se planteó un sistema de ductos que lleve agua desde el Sur al Norte, lo cual, aunque posible, sería también muy costoso, así como su mantenimiento y operación, ya que la orografía de nuestro territorio no ayuda mucho que digamos.

El problema es complejo, no es nuevo y una buena temporada de lluvias no lo resolverá.

Ver nota:
Crónica de un tren bala fallido

Es algo que venimos arrastrando de tiempo atrás y que fue prácticamente ignorado durante el sexenio de esta administración, quien se defiende argumentando el aumento en la inversión en obras hídricas para riego, pero, qué bueno tener cómo regar, pero de qué sirve si no tenemos agua.

Se prefirió invertir billones de pesos en una empresa como Pemex, donde todos los días se pierde dinero, $500 mil millones en un tren y otros $400 mil en cancelar un aeropuerto, todo por caprichos y simbolismos, más que por necesidades primarias como el agua… la más importante.

Lo que sorprende es que ofrezcan y prometan continuidad…

Nos vemos la próxima semana aquí en #EntreReinasYPoderes por POSTA.