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La caracola

¿Te has preguntado alguna vez, qué capacidades tienen los caracoles? Carolina Hernández nos cuenta más sobre estos singulares insectos.

Publicado el

Por: Carolina Hernández

CIUDAD DE MÉXICO.- Le podemos decir caracola, aunque su nombre científico es Rumina decollata o caracol degollado. Pero caracola me gusta, porque me recuerda al mar. Es una especie abundante en la zona mediterránea… y en mi jardín.

Ayer, con las constantes lluvias salieron de donde sea que estuvieran para buscar resguardarse. Una de ellas subía batallosamente por la puerta de cristal que separa la sala del jardín. Completamente sin sentido su ruta de escape, pues el destino sería, en el mejor de los casos, el techo.

Cuando la vi pensé en lo que pienso cada que me enfrento a una situación similar: “no intervengas”.

Es difícil no intervenir. Creo que la mayoría de las personas tenemos esa necesidad de sentir que estamos haciendo algo para ayudar… aunque realmente lo que hagamos sea estorbar.

Pero es que era muy difícil ver a la caracola cargando a cuestas su concha de 6 vueltas en espiral solo para dirigirse hacia el fracaso y, en una de esas, la muerte.

¿A dónde la muevo? No supe responder esa pregunta y me di cuenta que es porque conozco muy poco sobre ellas a pesar de que han estado en ese jardín desde siempre.

Entonces, investigué.

Y cómo va lenta, me dio tiempo de enterarme de muchas cosas. Primero, que es europea (no te agas la europea).

Luego, que esas caracolas son omnívoras, es decir que se puede comer lo que se sea que se le ponga por delante. Lo mismo le da comer plantas que caca de perro. Lo mismo insectos que otras caracolas.

Y resulta que esa capacidad de comerse a sus primos -sí, aquí podemos hacer un chiste de regios, pero no lo haremos- le dio un pasaporte al mundo, porque por esa cualidad ha viajado a muchas otras regiones para ser usadas como armas de control biológico contra otros caracoles y babosas.

También leí que en general las caracolas estas no son muy bienvenidas en los jardines por ese gusto de comer lo que sea, sin embargo, la mayoría de los botánicos coinciden en que el daño que causan es menor comparado con el beneficio de su predación a otras pestes.

Mientras leo sobre ella, la miro mientras avanza lenta y trabajosamente sobre la lisa superficie del vidrio que además, con la lluvia, ha aumentado el grado de dificultad.

Las caracolas, dice wikipedia, toleran condiciones de sequedad y frío, durante las cuales se entierran profundo en el suelo. Son más activas durante la noche y cuando llueve. Confirmo.

A las caracolas también les gusta, particularmente, el olor a cerveza. Gran dato para el sábado.

Pero hay una cosa que no dice la descripción y que me doy cuenta mientras la sigo mirando, avanzar a pesar de todo. Las caracolas son necias y persistentes, aunque el camino sea complejo, aunque no sepan bien a donde van.

Pensé dejarla sola. Dejar que la naturaleza siga su curso, no intervenir… pero la verdad no pude, a veces necesitamos ayuda, no importa cuán decididas estemos a seguir avanzando hacia la nada.

Ahora está aquí, resguardada en la húmeda tierra que guarda las cenizas de Benjamin, mi perro amoroso y gentil, porque incluso ahora, él es un gran refugio.

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