¿Sabes por qué las restricciones en Semana Santa? Aquí te decimos (VIDEO)
La Semana Santa es el tiempo más importante para los católicos; la mayoría deja de comer carne y tomar refresco o bebidas alcohólicas como penitencia.
TOLUCA, Estado de México.- Para la religión Católica, la Semana Santa es la época más importante del año, pues el fundamento de la iglesia está basado en la pasión, muerte y resurrección de Jesús, que se conmemoran el jueves, viernes, sábado y domingo.
De acuerdo con la Arquidiócesis de Toluca, es por esta razón que se acostumbra hacer ciertos sacrificios, los más comunes: el ayuno, evitar comer carnes y beber alcohol, pero también hay otros como dejar de escuchar música, ver televisión y desde hace algunos años, visitar las redes sociales.
La iglesia señala que con estas prácticas es que el cuerpo y el alma se liberen de lo mundano y así se entiendan los mensajes que hay para la comunidad católica en estas fechas.
'Más que la prohibición es la recomendación de que si tú dejas de hacer determinadas cosas, vas a estar más vacío para llenarte de Dios, porque si estás lleno de otras cosas, sobre todo mundanas, no vas a poder escuchar la voz de Dio y por eso pedimos que más que prohibiciones, sean experiencias que a ti te llenen de la presencia viva del amor de Dios'.
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Para las y los creyentes, estos días son un momento para la reflexión y la renovación de la fe, por lo que independientemente de su edad, cada que llega la Semana Santa, optan por dejar ciertos hábitos que producen placer, principalmente los de la comida y la bebida.
'Yo el ayuno y la vigilia; dejar la tele y la música nada más cuando estaba yo chiquita'. Dijo Socorro Garcés, creyente del municipio de Toluca.
'Hay muchas, por decir el viernes no se come carne, ahorita la restricción de refresco, de muchas cosas que es como penitencia que tenemos que demostrar a Dios que en realidad estamos arrepentidos'. Comentó Diego Cruz, fiel católico.
'Regularmente, el hecho de no comer carnes rojas en estos días'. Destacó el señor Erasmo Romero.
Tanto para autoridades eclesiásticas como para creyentes, estos sacrificios deben hacerse siempre y cuando sea de voluntad propia y no es una obligación aplicarlas, más bien una convicción.
