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Israel no controla la narrativa

Israel ya no puede controlar la narrativa en el aniquilamiento sistemático del pueblopalestino.


Publicado el

Por: Sofia Otero

Israel ya no puede controlar la narrativa en el aniquilamiento sistemático del pueblo palestino. El ingreso de mínima ayuda a la franja de Gaza es una prueba.

Este lunes, Israel aprobó la entrada de cinco camiones con comida. Esto para supuestamente abastecer a dos millones de personas, que de acuerdo a la ONU están en riesgo severo de hambruna, mientras 500,000 ya peligran por falta de comida. Además, según Naciones Unidas, de no recibir alimento urgente, 14 mil bebés palestinos podrían morir inminentemente. Por estas circunstancias Tom Fletcher, subsecretario de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, dijo que este apoyo era como “una gota en el océano”.

Si la supuesta ayuda es tan insuficiente, ¿por qué enviarla? Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel dio la respuesta. Afirmó que había sido por “razones diplomáticas”, por presiones de aliados cercanos que no tolerarían “imágenes de hambruna masiva”. Entre estos aliados está Estados Unidos, donde hasta Donald Trump cuestionó el bloqueo de insumos. Durante su gira en Oriente Medio (donde notablemente no visitó Israel), Trump aseguró: “Tenemos que ayudar a los palestinos. Mucha gente está pasando hambre en Gaza”. Ya para que Trump te llame la atención. Este jueves la ayuda humanitaria aumentó. 90 camiones ingresaron a la franja.

Hay que tener claro que esta crítica situación es culpa directa de Israel. No sólo han bombardeado las casas y negocios en Gaza, impidiendo que tengan medios para hacer más comida, también aislaron el territorio. Nada sale, nada entra. Este bloqueo es una estrategia deliberada de aniquilamiento, un claro crimen de guerra.

No son mis inferencias, en octubre de 2023, en los primeros días de la masacre, el entonces ministro de Defensa, Yoav Gallant lo dejó claro: “Vamos a implementar un bloqueo total en Gaza. Nada de electricidad, nada de comida, nada de agua, nada de gas. Todo está cerrado. Estamos peleando contra animales y actuaremos acorde a esto”. Algo curioso es que Netanyahu terminó sacando a Gallant de su gabinete después de que el exministro de Defensa pidiera frenar los ataques. Aunque no queda clara la razón de su salida, el tiempo nos ha mostrado que la idea del cese al fuego evidentemente no era compartida por el primer ministro.

Que ahora, a pesar de no frenar los bombardeos constantes, Netanyahu haya aceptado ingresar un monto simbólico de ayuda, sólo nos muestra que su gobierno ha sido incapaz de controlar la narrativa que nos han intentado vender desde 2023.

Hay varios ejemplos, de entrada, el asqueroso “pinkwashing”. Esta es una estrategia para plasmar a una organización o marca como moralmente superior —en este caso al ejército israelí— pintándolo como “progresista” y “aliado de la comunidad LGBTQ+”. Esta retórica ha sido ampliamente difundida en redes y medios tradicionales por analistas pro-Israel. Incluso se han difundido imágenes de militares israelíes con banderas gays en la franja. Lo señalan como un logro, a pesar de tener de fondo las ruinas de lo que alguna vez fue una ciudad. Todavía más irónico que hayan adoptado esta estrategia para limpiar su imagen cuando el matrimonio entre personas del mismo sexo ni siquiera es legal en Israel.

Otro caso más fue la solicitud de Danny Danon, embajador de Israel ante la ONU en noviembre de 2024. Pidió que se quitara una exhibición de dibujos de niños que pedían la paz. Según él “promovían el odio”. Nos pueden intentar vender una narrativa, pero para su mala fortuna, tenemos ojos. Mientras Danon acusaba que estos dibujos pacíficos eran “vergonzosos”, el camarógrafo mostraba ilustraciones de palomas blancas y sandías (en referencia a la bandera palestina). ¿En serio es su mejor táctica posicionarse contra la paz?

En su evidente desesperación por controlar la narrativa llamaron la atención los positivos resultados para Israel en la votación de “Eurovisión”. Este es un concurso anual con millones de espectadores alrededor del mundo. Sólo en 2025, se reporta  que el espectáculo fue visto por 170 millones de personas. Como su nombre lo indica, el concurso está enfocado en artistas que representan a países de la Unión Europea, aunque también participan Israel y Australia. Este sábado 17 de mayo, en la final del concurso, la representante de Israel ganó el voto de la audiencia. Algo extraño al considerar que la cantante israelí sólo obtuvo 60 puntos de los jueces.

Ambas puntuaciones son consideradas para seleccionar a un país ganador. Los votos de supuestos televidentes llevaron a Israel al segundo lugar general. Esto ha sido utilizado para plantear que la mayoría de Europa apoya al actual gobierno israelí, algo evidentemente falso al analizar censos de distintos países. Por ejemplo, desde abril de 2024 la investigadora YouGov reveló que cinco naciones se solidarizaban con la lucha palestina y aprobaban una prohibición en el comercio de armas con Israel: el 65% de Italia, 63% de Bélgica, 50% de Suecia, 51% de Francia y 49% de Alemania.

Al final, a pesar del palpable descontento europeo con la masacre en Gaza, la intérprete Israelí acumuló la mayor cantidad de presuntos simpatizantes en el continente. Por ejemplo, ganó en Bélgica cuando en todo el país incluso se cortó la transmisión durante su segmento como forma de protesta. ¿Cómo explicarlo? Ya hay acusaciones de injerencia y uso de bots. El periodista Juan Carlos Piña explicó que hacer compra masiva de votos de forma fraudulenta no es complicado. En la página oficial de “Eurovisión” no verifican tu correo ni identidad, por lo que con una sola cuenta bancaria y una dirección de email cada persona puede emitir 20 votos.

Por estas irregularidades en los resultados, RTVE (la Corporación de Radio y Televisión de España) envió una carta exigiendo una auditoría independiente que explique lo sucedido. Puede sonar extraño que Israel pudiera interesarse en utilizar un concurso musical como medio propagandístico, pero ya lo han hecho antes. En 2024, la intérprete Edén Golán representó a Israel con la canción “Hurricane” (“Huracán” en español). Originalmente la canción se llamaba “October Rain” (“Lluvia de octubre” en español), una clara referencia a los atentados de Hamás ocurridos el 7 de octubre. Como emitir mensajes políticos está prohibido por “Eurovisión”, Golán tuvo que ajustar el titulo y letra. Este año Israel presentó otra canción con una temática de lucha y superación, interpretada por Yuval Raphael, sobreviviente del Festival Nova. Era evidente el mensaje.

El gobierno israelí, sus voceros, defensores, y población sedada por la propaganda, pueden gastar saliva negando lo que está sucediendo, pero lo observamos. El genocidio en Gaza está siendo documentado, con evidencia clara y accesible a cualquiera con un celular. Pueden desgastarse en tratar de pintar a Israel como la víctima de este conflicto, cuando las cifras los contradicen; pueden intentar plasmar a Israel como un “aliado LGBTQ+”, cuando por mera lógica sabemos que su ejército ha asesinado a más palestinos de la comunidad que Hamás nunca hubiera podido.

Todos estos meses nos han mostrado que asesinan parejo: seas niño, mujer, hetero o queer. Sus bombardeos no discriminan y el mundo está abriendo los ojos… su narrativa se les desmorona.


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