Debes caminar 14 kilómetros entre la sierra para disfrutar de esta Cueva tamaulipeca de 1800 años
La Cueva La Retumbadora es uno de los secretos mejor guardados del ecoturismo y la arqueología en Tamaulipas.

Oculta entre las montañas del municipio de Jaumave, Tamaulipas, se encuentra un tesoro natural y cultural que pocos conocen: la Cueva La Retumbadora. Para llegar hasta ella no basta con subirse a la camioneta o seguir un camino señalizado; hay que andar unos 14 kilómetros a pie por terreno serrano, entre piedras, veredas y pendientes. Pero quienes lo han hecho coinciden: vale cada paso.
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Esta cueva, que según arqueólogos cuenta con una antigüedad estimada de más de 1,800 años, guarda en su interior un ambiente único, pinturas rupestres y formaciones naturales que despiertan la imaginación. Aislada del ruido y protegida por su difícil acceso, es una joya para quienes buscan aventura y conexión con el pasado.
¿Qué hace tan especial a la Cueva La Retumbadora?
Ubicada en la sierra de Jaumave, esta cueva no es solo una cavidad en la roca. Es un sitio de gran valor arqueológico y ecológico. De acuerdo con estudios preliminares realizados por investigadores de la UAT y especialistas independientes, La Retumbadora fue un refugio ritual para antiguos pobladores, quienes dejaron señales de su paso en las paredes mediante pinturas rupestres con pigmentos naturales.
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El nombre “Retumbadora” se debe al eco profundo que se genera dentro de la caverna, debido a su forma semicircular y sus paredes altas. El sonido de un aplauso puede replicarse varias veces, creando una atmósfera sobrecogedora.
¿Cómo se llega y qué tan difícil es el trayecto?
El acceso no es sencillo, y eso es parte del encanto. Desde la comunidad más cercana, se debe recorrer una ruta de aproximadamente 14 kilómetros a pie, atravesando caminos de tierra, arroyos secos y zonas de vegetación espesa. Por eso se recomienda hacerlo acompañado de guías locales y con buena condición física.
Muchos visitantes optan por acampar en zonas cercanas o hacer el recorrido temprano en la mañana. La caminata toma entre 3 y 5 horas, dependiendo del paso y las condiciones del clima.
¿Vale la pena el esfuerzo?
Quienes ya han llegado a la cueva aseguran que sí. La vista desde la entrada, la frescura del ambiente interior, el silencio natural y las pinturas antiguas hacen que la experiencia sea una conexión directa con la historia y la naturaleza.
Además, el recorrido ofrece paisajes espectaculares: montañas cubiertas de vegetación, aves, y la posibilidad de avistar venados, zorros y otros animales propios de la sierra tamaulipeca. Para muchos, es un turismo que va más allá de la foto: es un desafío físico con recompensa espiritual.
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La Cueva La Retumbadora es uno de esos sitios que no aparecen en los folletos turísticos, pero que dejan huella. Y aunque hay que sudarla para conocerla, quien llega hasta ahí se lleva un pedazo de historia que no cabe en ningún museo.