El delicioso platillo tradicional de Tamaulipas donde se crían cabritos
Su sabor intenso, combinado con el ahumado natural del fuego, los convierte en un manjar para quienes crecieron entre potreros, ganado y asadores.

En el corazón ganadero de Tamaulipas, los machitos siguen conquistando paladares y defendiendo su lugar como uno de los platillos más representativos de la cocina rural.
En municipios como Bustamante, Tula, Padilla, Burgos, Méndez, Cruillas, San Carlos y San Fernando, donde la cría de cabrito es una de las principales actividades económicas, esta receta de origen campesino, asados familiares y ferias gastronómicas, resistiendo el paso del tiempo y el cambio de hábitos alimenticios.
¿Qué son los machitos?
Los machitos son un platillo tradicional del noreste de México, preparado con visceras de cabrito (hígado, pulmones y corazón), que se envuelven cuidadosamente en tripas del mismo animal, formando pequeños paquetes que se cocinan al carbón, a la leña o guisados.
Su sabor intenso, combinado con el ahumado natural del fuego, los convierte en un manjar para quienes crecieron entre potreros, ganado y asadores.
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En los municipios dónde se crían cabritos, su preparación es una costumbre que acompaña desde las celebraciones patronales hasta las reuniones de domingo, se aprovecha cada parte del cabrito, lo que también ha sido un éxito económico a lo largo de la historia.
¿Cómo nació esta tradición en las comunidades rurales de Tamaulipas?
Aunque los machitos tienen presencia en otros estados del norte del país, en Tamaulipas se arraigaron gracias a la actividad ganadera.
En los municipios, donde el cabrito forma parte del ciclo productivo doméstico, preparar los machitos era parte natural de las matanzas familiares. Todo se aprovechaba: la carne para el asado, las menudencias para los machitos, y los huesos para el caldo.
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El proceso implicaba limpieza, paciencia y un sazón especial. Hoy, aún es posible encontrar familias que conservan este conocimiento, e incluso hay quienes los venden en tianguis o en pequeñas fondas locales.
¿Los machitos llegaron para quedarse?
El cambio en los estilos de vida, la migración del campo a la ciudad y el acceso a productos industrializados han desplazado muchas prácticas alimenticias tradicionales. En Padilla, comerciantes reconocen que los jóvenes ya no saben preparar machitos, y prefieren comida rápida o carnes procesadas.
Además, la reducción en la crianza de cabrito en zonas rurales, sumado a la falta de incentivos para pequeños productores, limita la disponibilidad de materia prima. Aun así, algunos restaurantes familiares han incluido los machitos en sus menús como una forma de preservar y revalorar esta tradición local.
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¿Los machitos forman parte de la identidad cultural de Tamaulipas?
Más allá de su sabor, los machitos representan un estilo de vida comunitario. Son parte de la memoria rural, del fuego de la leña y del orgullo de cocinar con lo que da la tierra.
En Tula, Bustamante, Padilla, San Carlos, Burgos, Méndez, Cruillas y San Fernando, donde la historia y la cultura van de la mano, los machitos forman parte de una gastronomía viva que resiste el olvido, cada preparación recuerda el esfuerzo de las familias por conservar sus raíces.
Mientras haya una parrilla encendida y alguien dispuesto a mantener viva la receta, los machitos seguirán contando la historia de un Tamaulipas profundo, donde el campo aún habla con sabor.
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