Vaso con pulque. Foto: Canva
Este antiguo oficio de CDMX fue el origen de las fondas de comida y desapareció con el tiempo
Las almuerceras heredaron un valioso patrimonio culinario, y su oficio tiene raíces que se remontan al siglo XVII. Inicialmente, estas mujeres indígenas vendían pulque de sus propios cultivos en las calles, principalmente en la zona centro del país.
¿Qué eran las almuerceras?
Debido a que muchas personas llegaban a sus trabajos en estado de ebriedad, las autoridades coloniales prohibieron la venta de pulque en plazas y calles. Esto llevó al surgimiento de las pulquerías, establecimientos formales dedicados a la venta de esta bebida.
Sin embargo, las mujeres indígenas no tenían acceso a estos locales y tuvieron que ingeniárselas. Se instalaron en los alrededores de las pulquerías y comenzaron a ofrecer alimentos acompañados de un jarrito de pulque, una alternativa accesible para aquellos que no podían costear el pulque de los establecimientos.
¿Cuál es el origen de las almuerceras?
El paquete que ofrecían consistía en un plato de almuerzo, pan, una tortilla y medio cuartillo de pulque a un precio accesible, un negocio que se mantuvo por más de un siglo.
Aunque las autoridades intentaron mermar su negocio trasladándolas a plazas y plazuelas, no lo lograron. En 1784, se prohibió que se instalaran a menos de dos cuadras de las pulquerías autorizadas. No obstante, las almuerceras no se rindieron; protestaron y para 1806 consiguieron nuevamente el permiso para vender pulque.
¿Qué tan importantes eran las almuerceras?
Su popularidad se debía a los precios razonables y a que ofrecían una solución para aquellos trabajadores que vivían lejos y no podían regresar a sus casas para comer. Con el tiempo, su actividad se trasladó a locales en plazas y mercados, donde la oferta culinaria se amplió e incluso se amenizaba con música.
Hoy, la herencia de las almuerceras vive en las fonditas, los puestos callejeros y los vendedores ambulantes que siguen ofreciendo comida accesible y deliciosa.