Palapas en Coahuila pueden ser hasta demolidas por irregularidades
La proliferación de palapas utilizadas como salones de fiesta en Saltillo ha encendido las alertas del Ayuntamiento, pues muchas de ellas operan sin permisos y podrían incluso ser demolidas. Autoridades municipales informaron que los operativos de inspección continúan de manera constante, especialmente en el sur de la ciudad, donde más se han detectado estas irregularidades.
¿Por qué las palapas en Saltillo pueden ser demolidas?
De acuerdo con el secretario del Ayuntamiento, Francisco Saracho Navarro, cualquier palapa que no cuente con permiso de funcionamiento y cambio de uso de suelo está en riesgo de ser clausurada o incluso demolida.
El funcionario explicó que, aunque algunas de estas construcciones representan inversiones de varios millones de pesos, la falta de documentos válidos impide que puedan operar legalmente.
Las demoliciones se aplican cuando el juez municipal determina que la construcción es incompatible con la zona o viola normativas urbanas. En estos casos, los dueños enfrentan la pérdida parcial o total de su inversión.
¿Cómo se realizan los operativos contra palapas irregulares?
Saracho Navarro detalló que los operativos se llevan a cabo cada semana y no se anuncian previamente para garantizar su eficacia. Estos recorridos están a cargo de la Dirección de Desarrollo Urbano, que verifica que los espacios cuenten con todos los permisos correspondientes.
Durante las inspecciones, se procura no afectar los eventos ya programados. Las autoridades aclaran que quienes rentan estos espacios desconocen si el salón cuenta o no con permisos. Por ello, cualquier sanción recae directamente sobre los propietarios.
¿Qué sanciones enfrentan las palapas sin permiso?
Una vez detectada una irregularidad, Desarrollo Urbano notifica al juez municipal, quien aplica las sanciones administrativas correspondientes. Estas pueden ir desde multas hasta la clausura del inmueble, e incluso la orden de demolición.
El problema surge principalmente cuando los propietarios construyen primero y solicitan los permisos después. En ocasiones, la zona no permite este tipo de usos de suelo, lo que complica la posibilidad de obtener autorización y genera conflictos legales y económicos.