Para esto fue construida la sexta presa más grande del país en Tamaulipas
En el municipio de Padilla, Tamaulipas, se alza majestuosa la presa Vicente Guerrero, un coloso hidráulico que figura como la sexta más grande de México y que, desde su inauguración en 1971, ha sido fundamental para el desarrollo agrícola, urbano y recreativo del estado.
Con una capacidad total de almacenamiento de 3,900 millones de metros cúbicos, esta obra fue construida con el objetivo principal de abastecer de agua a zonas urbanas como Ciudad Victoria, así como a miles de hectáreas agrícolas del distrito de riego 086.
Además, cumple funciones de control de avenidas, producción pesquera y actividades turísticas que hoy representan una importante derrama económica para la región.
¿Por qué se construyó esta gigantesca presa en Tamaulipas?
La presa Vicente Guerrero fue concebida para solucionar un problema recurrente: la escasez de agua para el consumo humano y la agricultura. Su principal fuente de captación es el río Purificación, y fue proyectada como una herramienta de regulación hídrica frente a temporadas de sequía o lluvias extremas.
También se planteó como un respaldo estratégico para el desarrollo regional.
¿Qué beneficios ha traído a la población tamaulipeca?
Además de proveer agua a la capital del estado y a comunidades cercanas, la presa ha transformado el paisaje económico.
En sus aguas se desarrolla una activa industria pesquera, destacando la producción de tilapia y bagre, mientras que sus márgenes se han convertido en un imán para el turismo de naturaleza y la pesca deportiva, con torneos nacionales que colocan a Padilla en el mapa cada año.
¿Sigue siendo una obra estratégica para el estado?
Sin duda. Hoy más que nunca, en medio de una crisis climática global, la Presa Vicente Guerrero cobra relevancia como reserva de agua potable y agrícola.
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Comisión Estatal del Agua monitorean constantemente su nivel, el cual influye directamente en los planes de riego, la distribución por pipas y la generación de electricidad en temporadas específicas.
El cuerpo de agua, que cubre más de 39 mil hectáreas, también guarda una carga emocional para los habitantes de la zona: bajo sus profundidades reposa el viejo pueblo de Padilla, cuyos vestigios aún emergen en temporadas de estiaje. Así, la presa Vicente Guerrero no solo sostiene al estado, sino que conserva una parte viva de su historia.