El pueblo fantasma de Baja California Sur que esconde una misión antigua entre sus ruinas
Permaneció más de un siglo en el abandono, pero esta misión jesuita de Mulegé fue restaurada en los años 70 y hoy es un tesoro histórico del norte de Baja California Sur.

A unos kilómetros al sur del actual Santa Rosalía, en Mulegé, se encuentra uno de los templos más antiguos y mejor conservados de la península: la Misión de Santa Rosalía de Mulegé.
Fundada en 1705 como parte del esfuerzo jesuita por evangelizar a los pueblos cochimíes, esta misión no quedó en ruinas como otras, sino que fue rescatada y restaurada por el INAH en los años setenta.
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¿Cómo nació Santa Rosalía Vieja?
La historia de este sitio comienza en 1705, cuando el misionero jesuita Juan Manuel de Basaldúa fundó la Misión de Santa Rosalía de Mulegé en un antiguo asentamiento indígena conocido como Caaman Cagaleja, que en cochimí significa “río entre rocas”.
Esta región contaba con un oasis y manantiales que la hacían propicia para la agricultura, el pastoreo y la vida comunitaria.
La misión no solo tenía fines religiosos, fue el núcleo de organización social, económica y cultural. A su alrededor se formó un pequeño poblado indígena que creció bajo las directrices de los misioneros.
Así, el templo, los huertos, los talleres y las viviendas construidas por los propios habitantes formaban un solo núcleo: la misión fungía como pueblo.
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¿Cuántas personas llegaron a habitar Santa Rosalía Vieja?
Según registros históricos de la Secretaría de Turismo y Economía de Baja California Sur, para 1745, la misión contaba con alrededor de 300 indígenas cochimíes evangelizados y asentados en la zona.
Sin embargo, hacia 1800, la cifra había descendido a menos de 90 personas, producto de las epidemias y la migración. En 1828, tras una serie de inundaciones y el declive de la población, la misión fue abandonada y el asentamiento quedó deshabitado.
Décadas después, en 1868, todo cambió. Se descubrieron ricos yacimientos de cobre en una zona cercana conocida como Cachanía, donde un francés llamado José Rosas Villavicencio identificó vetas valiosas.
Para 1885, la compañía francesa Compagnie du Boleo fundó la nueva ciudad de Santa Rosalía, trasladando la población a la costa, ahora con una economía minera e industrial.
La antigua misión quedó en el olvido, convertida en un pueblo fantasma del que apenas sobreviven muros, cimientos y el recuerdo.
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¿Qué queda hoy del pueblo fantasma?
Aunque fue abandonada oficialmente en 1828, la Misión de Santa Rosalía de Mulegé no quedó en el olvido. Durante gran parte del siglo XIX y principios del XX, el edificio permaneció en ruinas, expuesto al clima y al paso del tiempo.
Fue hasta la década de 1970 que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) emprendió un proyecto de restauración arquitectónica, con el propósito de conservar su estructura original y su valor histórico.
Se reforzaron muros, techos y elementos coloniales que aún se encontraban en pie, respetando su traza original construida con piedra volcánica de la región.
Gracias a esta intervención, la misión se conserva en excelente estado y hoy funciona como templo parroquial activo, además de ser uno de los sitios más visitados por turistas y devotos que recorren la Ruta de las Misiones de Baja California Sur.