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La “locura colectiva” que sacudió a Mulegé en 1903: el expediente olvidado del caso de la bruja

Un extraño episodio registrado en los archivos históricos de BCS revela cómo un pequeño pueblo en Mulegé fue víctima de un brote de histeria colectiva que puso a sus habitantes al borde del colapso.

Foto: Canva
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Por: Rosalva Castro

En Baja California Sur, la figura de la bruja no es solo cosa de cuentos. En pleno centro de La Paz, un árbol guarda la leyenda de una mujer colgada por hechicería. En los pueblos del norte, todavía se cuentan historias de brujas que se convertían en lechuzas o causaban enfermedades con solo una mirada.

Pero hubo un caso real, registrado por las autoridades, donde la histeria colectiva llevó a toda una comunidad a señalar a una curandera como la causante de un mal inexplicable. 

El 4 de agosto de 1903, 13 vecinos de la comunidad rural de San José de Gracia, Mulegé, firmaron un oficio dirigido a las autoridades estatales solicitando ayuda urgente.

Denunciaban un extraño brote de “locura colectiva” que afectaba a gran parte del pueblo, entonces con poco más de 100 habitantes, manifestado en llanto incontrolable, alucinaciones, autolesiones y una sensación generalizada de miedo.

Los pobladores señalaban que no podían culpar con certeza a una “persona malévola”, pero temían estar bajo el efecto de una fuerza desconocida. El oficio fue entregado a la Subprefectura de Mulegé, que ordenó una investigación inmediata.

¿Qué pasó en San José de Gracia en Mulegé?

Según los documentos resguardados en el Archivo Histórico de Baja California Sur Pablo L. Martínez, el subprefecto Rigoberto Jiménez y el médico Prudencio Vidal Rodríguez viajaron al sitio y elaboraron un informe médico de más de 18 páginas.

Se examinaron a nueve personas con apellidos, Murillo y Aguilar, las dos familias predominantes en la comunidad, y se encontraron síntomas que oscilaban entre histeria, melancolía, simulación y monomanía.

El diagnóstico sugería una combinación de factores: ignorancia, predisposición hereditaria, pobreza extrema, y en algunos casos, simulación de los síntomas.

Por ejemplo, una joven de nombre Dolores Murillo fue diagnosticada como “ninfómana y delirante”  tras declarar que tenía una relación amorosa con el entonces presidente Porfirio Díaz.

Cuando se le amenazó con una intervención riesgosa, cesaron sus síntomas de inmediato.

La señorita Dolores no dejaba de gritar que veía personas que la querían ahogar y otras amenazas similares, el doctor intentó hablarle pero ella no contestaba, y la familia le decía que en ese estado no escuchaba ni hablaba cosas coherentes. El doctor dijo en voz alta que tenía la medicina ideal para el caso que podría curarla pero también matarla, que se la aplicaría en ese momento, pero al instante la paciente se recuperó y dijo no necesitar nada, por lo cual el doctor llegó a la conclusión que todo el ataque fue una simulación.

Resumen del informe médico - Recuperado por Análisis Periodísticos

En otro caso, Felipe Murillo presentó ataques violentos que también terminaron repentinamente al mencionar un bisturí. El doctor escribió que los “fenómenos podrían haber sido actuados bajo sugestionabilidad o por simple imitación”, pero no descartó alguna influencia colectiva.

El 24 de septiembre el doctor también fue citado para presenciar un ataque del señor Felipe, al llegar se encontró en el lugar a oscuras y a los miembros de la familia sujetándolo en el suelo ya que se golpeaba el mismo. El doctor hablo con Felipe, preguntándole ¿Qué sentía? Pero no respondió, y los familiares le dijeron que estaba como muerto que no importaba que le hiciera no sentiría nada. Sospechando que se tratara de simulación, el doctor dijo en voz alta que le haría una incisión al afectado en el cuello con su bisturí para liberar cierta presión sanguínea, y al momento de abrir su estuche y sacar el bisturí para hacer la pequeña perforación en el cuello, el señor Felipe se sentó y dijo estar bien, cabe señalar que todo estaba a oscuras y difícilmente se veía lo que hacía el doctor, aun así el veredicto fue que era un ataque sugestivo o fingido.

Informe médico de el subprefecto Rigoberto Jiménez y el médico Prudencio Vidal Rodríguez - Resumen del documento oficial recuperado por Análisis Periodísticos

Foto: Canva

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¿Había una bruja en Mulegé?

La principal sospechosa era Doña Francisca Murillo de Martínez, curandera del pueblo, de aproximadamente 80 años.

Fue interrogada por las autoridades y se le requisó un saco con hierbas medicinales con las trataba al pueblo:

  • manzanilla
  • gordolobo
  • canutillo
  • sauco
  • un frasco con aceite.

Según el informe, ella explicó que sus curas consistían en lavados, infusiones, agua bendita y oraciones “para contrarrestar el mal que otras personas malas podían haber echado”.

Aunque no se le pudo comprobar una acción directa en el brote, el subprefecto Jiménez ordenó su confinamiento en casa bajo amonestación.

Foto: Canva

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¿Hubo una causa real para la locura colectiva?

El Dr. Rodríguez no pudo ofrecer una explicación concluyente. En su informe final, el 30 de septiembre de 1907, cuatro años después del brote, reconoció que la falta de recursos, tiempo y conocimientos médicos limitó la investigación. Sugirió que el fenómeno pudo deberse a una combinación de sugestión colectiva, simulación y condiciones sociales precarias.

El caso de la bruja de Mulegé es el único en Baja California Sur que quedó documentado oficialmente como un episodio de histeria colectiva atribuida a prácticas de brujería. Pero no es el único que forma parte del imaginario popular.

En los ranchos de la Sierra de la Giganta, los vaqueros siguen hablando de “brujas-lechuzas” que sobrevuelan los campamentos.

En Todos Santos, hay quienes aseguran haber visto sombras femeninas descalzas caminando por los techos, y en las noches sin luna, en las playas del sur de Loreto, algunos aseguran escuchar cánticos de mujeres que no se ven.

Son relatos que se repiten, generación tras generación, y aunque muchos se disuelven en el tiempo como supersticiones, el expediente 178 permanece como prueba de que, en algún momento, las brujas fueron reales... al menos para quienes creían en ellas.

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