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CDMX se hunde hasta 50 cm al año; estas son las zonas más afectadas

La capital mexicana se hunde hasta 50 cm al año debido a la sobreexplotación del acuífero y su construcción sobre un antiguo lago. No hay marcha atrás.

Foto portada, crédito: Cuenta X @manumanito l Canva
Foto portada, crédito: Cuenta X @manumanito l Canva

Publicado el

Por: Mario Flores

El hundimiento de la CDMX no es una metáfora: es una realidad medible y alarmante. Cada año, algunas zonas de la capital descienden entre 10 y 50 centímetros, un fenómeno que ha sido documentado desde el siglo XX y que hoy se considera prácticamente irreversible.

Este proceso, silencioso, pero devastador, afecta infraestructura, servicios públicos y la vida diaria de millones de habitantes. Extra a los problemas de inundaciones, sequías y otros dificultades que presenta CDMX.

 ¿Por qué la CDMX presenta problemas de hundimientos desde hace años? 

La actual Ciudad de México se alza sobre lo que fue el lago de Texcoco, donde floreció la gran Tenochtitlán. Tras la conquista española, comenzó un agresivo proceso de desecación para expandir la ciudad. 

Desde entonces, el control del agua ha sido uno de los principales desafíos de la capital. Durante los siglos XIX y XX, con el crecimiento de la población, se construyeron desagües y obras hidráulicas para evitar inundaciones. 

¿Por qué la CDMX presenta problemas de hundimientos desde hace años? 

La actual Ciudad de México se alza sobre lo que fue el lago de Texcoco, donde floreció la gran Tenochtitlán. Tras la conquista española, comenzó un agresivo proceso de desecación para expandir la ciudad. 

Desde entonces, el control del agua ha sido uno de los principales desafíos de la capital. Durante los siglos XIX y XX, con el crecimiento de la población, se construyeron desagües y obras hidráulicas para evitar inundaciones. 

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Pero la necesidad de agua potable provocó la extracción constante del acuífero subterráneo, lo que comenzó a hundir literalmente el suelo. 

Ya en el siglo XX, se documentó por parte de la UNAM que el Centro Histórico de CDMX, había descendido más de 10 metros respecto a su nivel original. Algo que sigue presente y que las autoridades federales y locales han puesto en la mira para atender. 

¿Qué parte de la CDMX es la que presenta más este fenómeno de hundimiento? 

La magnitud del hundimiento ha sido documentada por instituciones académicas, científicas y gubernamentales. 

Investigaciones de la UNAM, el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) y publicaciones internacionales como Science Advances confirman que el fenómeno no solo es grave, sino que continuará por generaciones.

  • Algunas zonas de la ciudad, como Iztapalapa, Venustiano Carranza y Tláhuac, se hunden hasta 50 cm al año. 
  • En más de un siglo, el suelo del Centro Histórico ha bajado más de 10 metros. 
  • La subsidencia podría continuar durante los próximos 150 años, aún si se detuviera la extracción de agua hoy mismo. 
  • Un estudio de la UNAM 2019 reveló compactaciones permanentes de hasta 17 metros en el subsuelo.

Las zonas más afectadas por el hundimiento son:

  • Centro Histórico -Iztapalapa 
  • Gustavo A. Madero 
  • Venustiano Carranza 
  • Xochimilco y Tláhuac

En contraste, áreas como Santa Fe o el Pedregal, construidas sobre roca volcánica, permanecen estables. 

Algunas áreas presentan compactaciones del subsuelo de hasta 17 metros, y los expertos advierten que, incluso si hoy se detuviera la extracción de agua, el proceso de hundimiento continuaría por al menos 150 años más.

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¿Qué es lo que causa el hundimiento de la CDMX? 

El hundimiento de la ciudad es resultado de una compleja interacción entre factores naturales y actividades humanas. 

Si bien el suelo de origen lacustre ya representa un riesgo por sí mismo, ha sido la intervención humana la que ha acelerado el colapso de la superficie urbana. En particular, tres elementos son responsables principales del problema. 

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  • El primero es la sobreexplotación del acuífero: más del 60% del agua que consume la capital proviene del subsuelo. 
  • Este bombeo continuo provoca el colapso de los poros del suelo, lo que reduce el volumen y causa hundimiento.
  • En segundo lugar, el suelo de la ciudad está formado por arcillas altamente compresibles, que pierden estabilidad al secarse. 

Y finalmente, la urbanización acelerada y desordenada, con millones de toneladas de concreto y asfalto, ejerce presión constante sobre una base ya frágil.

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Consecuencias visibles y silenciosas: la ciudad se fractura

El hundimiento no solo es un problema técnico, sino también social y económico. Se manifiesta en forma de grietas en casas, calles y edificios; redes de drenaje colapsadas; tuberías rotas; fugas de agua y gas; deformaciones en vías del Metro, y una vulnerabilidad creciente ante lluvias intensas y sismos. 

En algunos casos, los vecinos deben reconstruir sus viviendas o convivir con daños permanentes. 

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Además, el hundimiento agrava las inundaciones: al bajar el nivel del suelo, el agua ya no puede drenar por gravedad, lo que provoca encharcamientos crónicos en zonas como Iztacalco, Iztapalapa y la GAM. 

El mantenimiento y reparación de la infraestructura afectada representa costos millonarios cada año, y muchas veces los recursos públicos no son suficientes para atender todos los daños. 

La Catedral Metropolitana, por ejemplo, ha sido objeto de intervenciones de estabilización desde el siglo pasado. 

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Lo mismo ocurre con edificios públicos, centros educativos y colonias populares donde las grietas son parte del paisaje urbano.

¿Hay solución? Lo que se ha hecho y lo que falta por hacer

Aunque el fenómeno es en gran parte irreversible, existen estrategias para mitigar su impacto. 

Durante las últimas décadas, gobiernos locales y federales han implementado medidas como la reinyección de agua tratada al acuífero, el impulso a la captación pluvial y la importación de agua desde otras cuencas, como el sistema Cutzamala. 

Sin embargo, muchas de estas soluciones son parciales o insuficientes frente a la escala del problema. 

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Programas como “Cosecha de lluvia”, promovidos en alcaldías como Iztapalapa de CDMX, buscan reducir la dependencia del acuífero mediante la recolección doméstica de agua pluvial. 

También se han modernizado las redes hidráulicas para reducir las fugas, que aún representan cerca del 40% del agua distribuida. 

Aun así, falta una política hídrica integral, con enfoque ambiental, urbano y social, que priorice la sustentabilidad. 

La actual Jefa de Gobierno, Clara Brugada, ha reiterado su compromiso de atender esta crisis con una estrategia de largo plazo que combine infraestructura, educación ambiental, tecnología y justicia hídrica. 

Su gobierno planea reforzar el acceso equitativo al agua en zonas vulnerables y avanzar en un nuevo modelo urbano que no siga empujando a la ciudad hacia el colapso.



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