Milpa Alta: una defensa silenciosa contra la crisis hídrica en CDMX
Milpa Alta concentra el 32% del suelo de conservación de la capital, clave para la biodiversidad, la agricultura y el abastecimiento de agua en CDMX.
En una Ciudad de México marcada por el asfalto, el concreto y el crecimiento urbano acelerado, Milpa Alta resiste. Esta alcaldía, aún habitada por pueblos originarios, representa una de las últimas fronteras rurales de la capital, no sólo por su vocación agrícola, sino por la función ecológica crucial que desempeña en el ciclo de vida del agua.
Con poco más de 28 mil hectáreas, Milpa Alta concentra el 32% del suelo de conservación de la ciudad. Esto, de acuerdo con la UNAM, la convierte en un espacio estratégico para la sostenibilidad ambiental de una metrópoli donde el acceso al agua se vuelve cada vez más incierto.
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¿Qué es el suelo de conservación y por qué importa?
El suelo de conservación es una categoría territorial que abarca el 59% del territorio capitalino. Está conformado por zonas rurales, montañosas y boscosas distribuidas principalmente en las alcaldías de Xochimilco, Tlalpan, Tláhuac, La Magdalena Contreras, Cuajimalpa, Álvaro Obregón, Gustavo A. Madero, Iztapalapa y, de forma destacada, Milpa Alta.
Estas áreas actúan como pulmones ecológicos, pero también como sistemas vivos que garantizan servicios esenciales para la vida urbana como la captura de carbono, regulación climática, generación de oxígeno, conservación de la biodiversidad, producción de alimentos y, especialmente, infiltración de agua hacia los acuíferos.
Durante la temporada de lluvias, estos suelos permiten la infiltración de más de 245 mil millones de litros de agua, lo que representa cerca de 73 litros por habitante al día, según la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (CORENADR).
Sin estos terrenos, la capital estaría condenada a depender completamente de fuentes externas de agua como el sistema Cutzamala, cuya eficiencia constantemente está comprometida por la sequía y el deterioro de la infraestructura.
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¿Por qué urge proteger el suelo agrícola de Milpa Alta?
En Milpa Alta, el 41% del territorio está dedicado a actividades agropecuarias. Aquí se cultivan nopal, maíz, hortalizas, flores y otras especies agrícolas bajo técnicas heredadas de generaciones anteriores. El campo sigue vivo, con cerca de nueve mil productores activos, según datos de la alcaldía.
Sin embargo, el desafío es monumental. La presión urbana, la erosión del suelo, la pérdida de biodiversidad y el uso de prácticas agrícolas intensivas han puesto en riesgo esta reserva ecológica. Frente a este panorama, una nueva alianza busca transformar el modelo de manejo del suelo en la zona.
¿Cómo se busca transformar el modelo de manejo del suelo en Milpa Alta?
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la alcaldía de Milpa Alta firmaron un convenio de colaboración con el objetivo de capacitar a técnicos locales en el diagnóstico y manejo sostenible del suelo agrícola.
“Queremos lograr que el conocimiento científico dialogue de manera respetuosa y constructiva con los saberes locales”, explicó Soledad Funes Argüello, coordinadora de la Investigación Científica de la UNAM.
La meta es recuperar la salud del suelo y fortalecer la soberanía alimentaria de las comunidades. El corazón de este esfuerzo es la Escuela Campesina, un espacio de formación para productores locales que combina conocimientos científicos con prácticas ancestrales.
Allí se impartirán talleres presenciales de 20 horas, divididos en cuatro sesiones de campo, donde se abordarán temas como la composición del suelo, el pH, la materia orgánica y técnicas agrícolas sostenibles.
El proyecto contempla una estrategia en cascada, los técnicos capacitados replicarán lo aprendido con productores de sus comunidades, buscando generar un efecto multiplicador en el territorio.
¿Dónde se implementará este modelo?
Las actividades se llevarán a cabo en tres sitios clave de la alcaldía:
- San Lorenzo Tlacoyucan
- El Jarillal (Ejido Tecómitl)
- El Arenal (Ejido San Francisco Tecoxpa)
En cada uno de estos espacios se instalarán parcelas demostrativas para evaluar los efectos de las prácticas sostenibles aplicadas. Al finalizar los dos años que contempla el convenio, se espera que los participantes cuenten con herramientas sólidas para evaluar la salud del suelo y aplicar estrategias de conservación en sus tierras.
¿Por qué el suelo en Milpa Alta es una herencia cultural?
Más allá de su dimensión productiva o ecológica, el suelo en Milpa Alta es una herencia cultural. “Cuidar el suelo en Milpa Alta es una necesidad ambiental, y también un acto de reconocimiento hacia quienes, por generaciones, han resguardado este territorio”, afirma Blanca Prado, coordinadora del Programa Universitario de Estudios Interdisciplinarios del Suelo.
La Ciudad de México no puede darse el lujo de ignorar la importancia de sus zonas rurales ya que la crisis hídrica, el cambio climático y la pérdida de suelos productivos están interconectados, y su solución requiere acciones concretas desde lo local.
Milpa Alta es hoy una pieza clave para la viabilidad agrícola futura, por lo que protegerla es proteger el agua, los alimentos y el equilibrio ecológico del Valle de México.
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