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CDMX

Organilleros en CDMX: la tradición centenaria que sigue viva en las calles

Seguro los has visto tocar en muchas ocasiones alrededor de la ciudad, pero tal vez no sabías todo esto sobre ellos.

De fondo calles del Centro Histórico, organillero de CDMX. Foto: Gobierno CDMX | X @rsalrocky1
De fondo calles del Centro Histórico, organillero de CDMX. Foto: Gobierno CDMX | X @rsalrocky1

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Por: Maureen Hernández

Recientemente, se llevó a cabo el Festival de Organilleros en la Alameda Central de CDMX, con la finalidad de continuar con un reconocimiento como patrimonio cultural inmaterial de la ciudad.

Desde hace más de un siglo, los organilleros forman parte del paisaje sonoro de la capital mexicana. Con sus cajas musicales al hombro y un uniforme que evoca épocas revolucionarias, estos músicos callejeros continúan dando vida a una de las tradiciones más pintorescas de la capital.

Su peculiar sonido, generado por el organillo, un instrumento mecánico de viento activado por una manivela, es parte del imaginario colectivo de capitalinos. Detrás de cada melodía hay una historia que conecta a México con Europa, pasando por siglos de evolución cultural.

¿Cuál es el origen de los organilleros en CDMX?

El organillo tiene sus raíces en la Europa del siglo XVII. Popularizado en Alemania, Suiza y Francia como un instrumento de entretenimiento callejero, llegó a México durante el siglo XIX, cuando inmigrantes alemanes comenzaron a establecer negocios en la capital.

Fue la familia alemana fundadora de Wagner & Levien, casa de instrumentos musicales, quien introdujo el organillo al país, rentando estos aparatos a personas que buscaban ganarse la vida tocando en plazas públicas.

Uno de los nombres más recordados en la historia es Pomposo Ganoa, quien compró más de 250 cajas musicales y formó una auténtica dinastía organillera, heredando la tradición a hijos y nietos que agregaron al repertorio melodías mexicanas populares.

¿Cómo funciona un organillo?

El organillo tradicional es una caja portátil accionada por una manivela. Su mecanismo interno, compuesto por un cilindro con hasta 1,200 puntillas por melodía (unas 9,600 en total por cilindro), reproduce hasta ocho piezas musicales pregrabadas. El sonido, melancólico y nostálgico, es parte del encanto que atrapa a los transeúntes.

Estas cajas son verdaderas obras artesanales, ya que están chapadas, barnizadas y decoradas a mano, con detalles florales, latón brillante y un paño superior que les da un toque distintivo.

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¿Qué uniforme usa un organillero de CDMX?

El uniforme beige o caqui que visten los organilleros no es una elección casual. Se inspira en los atuendos del ejército de Pancho Villa, en recuerdo de los músicos que acompañaban a las milicias para animarlas durante las batallas. La gorra tipo capitán completa esta estética, cargada de simbolismo histórico.

Actualmente, se estima que en la capital hay alrededor de 500 organilleros, operando unos 166 organillos, usualmente en equipos de tres personas por instrumento, motivo por el cual buscan declararse como patrimonio cultural intangible de CDMX.

¿Cuánto gana un organillero?

Los organilleros no reciben un salario fijo ni dependen de una institución gubernamental. Sus ingresos provienen completamente de las propinas del público, lo que los hace variables.

En días regulares, un organillero puede ganar entre 150 y 300 pesos diarios, o entre 1,500 y 2,000 pesos semanales, aunque estas cifras pueden aumentar durante festividades o eventos especiales. De hecho, hace poco te dimos una de las razones por las cuales dejarían de existir los organilleros en CDMX.

Es importante señalar que muchos alquilan el organillo por día, lo que puede reducir significativamente sus ganancias. Además, el oficio exige largas jornadas y esfuerzo físico, algo que pocos notan al escuchar sus dulces melodías en la calle.

¿Conocías estas curiosidades sobre los organilleros de CDMX?

  1. El “Mono Cilindrero”. La expresión popular tiene raíces en Europa, pues los organilleros alemanes solían llevar pequeños monos entrenados que recolectaban monedas del público. Esta tradición llegó también a México, donde en décadas pasadas algunos organilleros eran acompañados por monos araña. Hoy, muchos sustituyen esa tradición con monos de peluche que cuelgan de las cajas como un guiño.
  2. La mujer que repara organillos en Tepito. En un oficio dominado por hombres, Marcela Silvia Hernández Cortés se destaca como la única mujer en la CDMX dedicada a reparar y rentar organillos. Desde hace más de 37 años, mantiene vivos instrumentos centenarios desde su taller en Tepito. 
  3. Las melodías obligadas. Cada organillo solo puede reproducir ocho canciones, y hay dos que nunca faltan: “Las golondrinas” y “Las mañanitas”, junto con otras piezas populares de la Revolución Mexicana. Aunque algunos instrumentos han sido adaptados para tocar temas más modernos, como los de The Beatles, la falta de técnicos especializados ha limitado la renovación del repertorio, reforzando la imagen del organillero como un personaje atrapado en el tiempo.
  4. Cambio musical en la Revolución. Durante el Porfiriato, el repertorio del organillo estaba compuesto mayoritariamente por canciones europeas. Pero con la llegada de la Revolución, estas melodías fueron reemplazadas por música tradicional mexicana, como “Cielito Lindo” y, por supuesto, “La Adelita”, que se convirtieron en himnos populares del instrumento.

De esta forma, las raíces de esta peculiar tradición y profesión de la capital mexicana sigue viva en las calles para brindar los mejores sonidos a los chilangos o turistas.

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