Por: Jovanni Paniagua
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Los Tigres del Norte: el corazón joven de las crónicas sinaloenses
El integrante más joven de Los Tigres del Norte, es el bajista de la banda norteña nacida en 1968 en Rosa Morada, Sinaloa
Desde que Los Tigres del Norte fueron bautizados como “Little Tigers” al cruzar la frontera en los años 60, han llevado la voz de Sinaloa al mundo con corridos como “Camelia la Texana” en 1974 y “La Bala” en 2014.
Luis Hernández, el menor de la familia Hernández, se unió en 1996, aportando frescura al grupo con su talento en el bajo sexto y su carisma.
En una entrevista, Luis y sus hermanos Jorge, Hernán y Óscar comparten recuerdos de su infancia en Los Mochis, su vida bajo la guía de “la jefa” (su madre) y su pasión por la música.
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¿Cuál es el rol de Luis Hernández en Los Tigres del Norte?
Luis Hernández, conocido como el “chamaco” de la banda, se unió a Los Tigres del Norte en 1996, tocando el bajo sexto y el bajo eléctrico, esenciales para el sonido norteño.
Su llegada revitalizó al grupo, que ya tenía una trayectoria consolidada con éxitos como Realidades, que lideró las listas de Billboard Regional Mexicano en 2014.
Con 150 presentaciones anuales, Luis aporta energía y disciplina “militar”, como describen sus hermanos, ayudando a mantener la vigencia de la banda.
En la entrevista, sus compañeros bromean sobre su carácter travieso, recordando cómo cantaba con Jorge desde los 7 años en cenadurías de Los Mochis, a veces confundidos con meseros, pero siempre llevando el orgullo sinaloense a cada escenario.
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¿Cómo reflejan las raíces sinaloenses de Luis su historia personal?
Nacido en Rosa Morada, Sinaloa, Luis creció en un entorno humilde, marcado por anécdotas como la pérdida de 5 pesos en Los Mochis, que lo hizo llorar por ser una fortuna en su infancia.
En la entrevista, relata cómo a los 8 años acompañaba a Jorge a cantar los fines de semana, dejando la escuela primaria para ayudar a la familia. Su escapada a México siendo menor, siguiendo a su novia embarazada, revela su lado romántico y audaz, resultando en el nacimiento de su hijo, Luis Daniel.
Bajo la guía de “la jefa”, su madre, quien los llama “plebes” y les inculcó respeto, Luis mantiene su conexión con Sinaloa.
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