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Internacional

Cónclave: ¿Quién es Matteo Zuppi, uno de los favoritos a convertirse en el nuevo Papa?

El cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia y figura central del ala progresista de la Iglesia, se perfila como uno de los principales candidatos al papado

Créditos: X (@Perriwy).
Créditos: X (@Perriwy).

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Por: Maya García

Este miércoles 7 de mayo dará inicio al esperado cónclave en la Capilla Sixtina del Vaticano, donde 133 cardenales electores se reúnen para elegir al próximo líder de la Iglesia Católica tras el fallecimiento del Pontífice, ocurrido el pasado 21 de abril.

Entre los nombres más sonados para sucederlo, destaca el del cardenal italiano Matteo Maria Zuppi, una figura que combina humildad pastoral, experiencia diplomática y un perfil afín al legado del Papa Francisco.

¿Quién es Matteo Zuppi?

El Cardenal Matteo Zuppi es el Arzobispo de Bolonia, Italia. Conocido por su cercanía a los más vulnerables, ha trabajado en iniciativas de paz y diálogo interreligioso. Nombrado cardenal por el Papa Francisco, es considerado una figura progresista dentro de la Iglesia Católica.

El cardenal Matteo Maria Zuppi es conocido como “sacerdote callejero” y misionero a las periferias y a los marginados. Su cercanía con los más vulnerables, su estilo de vida sencillo y su enfoque pastoral inclusivo lo han convertido en una figura muy popular tanto dentro como fuera de Italia.

No sería extraño, afirman quienes lo conocen, verlo desplazarse por Roma en bicicleta o en metro, vivir fuera de los palacios vaticanos y hablar con naturalidad incluso con los periodistas. 

¿Cuál ha sido su trayectoria eclesiástica?

Desde su ascenso a la Arquidiócesis de Bolonia, el oficio santificador del Cardenal Zuppi quizás podría resumirse mejor como un compromiso para implementar el llamado del Papa Francisco a una “conversión misionera”, tal como se expresa en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. 

 Zuppi ha hecho de este llamado el corazón de su acción pastoral: salir, escuchar, acompañar y anunciar el Evangelio desde una Iglesia en salida, comprometida con las heridas del mundo contemporáneo.

Ordenado sacerdote en 1981 y elevado al rango de cardenal por el Papa Francisco en 2019, Zuppi es miembro destacado de la comunidad de Sant’Egidio, con la que participó en procesos clave de paz, como el de Mozambique en 1992.

Su trayectoria ha estado marcada por una constante preocupación por los pobres, los migrantes, los ancianos abandonados y los marginados de todo tipo, incluidas personas homosexuales y divorciadas vueltas a casar. Su formación académica y experiencia pastoral lo han dotado de una sensibilidad única para el diálogo interreligioso y social.

Zuppi estudió literatura y filosofía en la Universidad La Sapienza de Roma y teología en la Pontificia Universidad Lateranense. Desde joven estuvo vinculado a la comunidad de Sant’Egidio, movimiento laico conocido por su compromiso con el ecumenismo y el diálogo interreligioso.

Nacido en Roma el 11 de octubre de 1955, proviene de una familia con profundas raíces vaticanas: su madre era sobrina del cardenal Carlo Confalonieri, y su padre fue editor de una publicación del Vaticano. Esta herencia, unida a su carisma personal y a una marcada vocación pastoral, ha hecho de él una figura puente entre diferentes sensibilidades dentro de la Iglesia.

¿Qué críticas ha recibido Mateo Zuppi?

Aunque su cercanía a movimientos de izquierda y su enfoque inclusivo han generado críticas en sectores conservadores —incluso por supuestas conexiones indirectas con figuras polémicas como el masón progresista Gioele Magaldi—, Matteo Zuppi ha defendido el diálogo y la fraternidad como caminos irrenunciables para la Iglesia del siglo XXI.

Zuppi dirige una de las diócesis más ricas del mundo y ha participado en varios sínodos vaticanos, donde ha subrayado la importancia de la sinodalidad como método de renovación eclesial.

Su compromiso con los principios del Concilio Vaticano II y su adhesión a la visión del Papa Francisco lo colocan como un fuerte candidato para continuar el rumbo actual de la Iglesia Católica, pero con una impronta personal basada en la justicia social, el diálogo y la cercanía.

Para sus partidarios, sería un Papa capaz de unir, escuchar y acompañar a una Iglesia en transformación. Para sus detractores, encarna los riesgos de un excesivo aperturismo doctrinal

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