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Flores en invierno

Hola qué tal yo soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas 2.0 tu micro mini podcast en el que leo cosas que me hacen sentir joven / favorito.


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Por: Carolina Hernández

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MONTERREY, Nuevo León.- Hola qué tal yo soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas 2.0 tu micro mini podcast en el que leo cosas que me hacen sentir joven / favorito.

En esta ocasión, quiero hablarles de las estaciones de la vida.

Y para eso, antes, quiero contarles un cuento.

Había una vez, un rey que tenía cuatro hijos.

Para enseñarles una lección importante decidió pedirles que visitaran un cerezo en el profundo bosque de su reino.

En pleno invierno, pidió a su hijo mayor que fuera a ver el árbol y le contara lo que se encontró.

El príncipe volvió y le dijo que el árbol era un tronco esteril, seco, viejo y sin esperanza.

Ni siquiera los pájaros se acercan a él, pues no hay forma de hacer ahí un nido.

Parece inútil y quizá sea mejor talarlo y utilizar la madera antes de que se pudra, le dijo.

En primavera, el rey pidió a su segundo hijo que visitara el mismo árbol.

Cuando el príncipe volvió le contó que el árbol estaba lleno de hermosas flores, que lucía radiante y joven.

El árbol está rodeado de mariposas y abejas que disfrutan de sus flores, le dijo.

En verano, el rey envió a su tercer hijo.

Cuando el príncipe regresó, le dijo que no había flores, sino que el árbol estaba cargado de deliciosas cerezas y se veía lleno vida, había muchos pájaros viviendo en él y disfrutan de sus frutos.

Finalmente, en otoño, el rey pidió a su hijo menor que visitara el árbol y le contara, igual que sus hermanos, lo que se encontrara.

El príncipe regresó y describió que el árbol no tenía ni flores, ni frutos, pero tenía un aspecto precioso con sus hojas en tonos dorados, rojos y naranjas.

Parece un objeto ideal para pintar un cuadro, le dijo.

¿Ya vieron para donde va la lección?

Igual que el árbol, las personas experimentamos diferentes estaciones de la vida y nos vemos diferentes en cada una, pero no podemos juzgar nuestra vida basándonos en la estación actual en la que vivimos.

Cada estación tiene un propósito y lo que sea que no esté pasando en ese momento, pasará.

En las estaciones de mi vida, ya no es primavera desde hace mucho.

No importa si de repente nacen una anacrónicas flores para sorprender mis días.

Y sí, aunque el calentamiento global ha hecho que mi verano dure más, es un hecho que estoy en pleno otoño.

Lo supe cuando tuve que ponerme estos lentes para escribir, porque ya no las llego sin ellos.

Antes, cuando todo esto era monte, la gente estaba muy conectada con las estaciones del año porque todo giraba alrededor esos tiempos, lo que se sembraba, lo que se comía, los días de trabajo y de descanso.

Los hábitos se adaptaban a las estaciones.

El lenguaje de la naturaleza es muy claro, pero le hemos dado un poco en la madre y por eso nos cuesta tanto escucharle.

Hoy que me veo con mis lentes de señora que dice: mijito acercame los lentes para leer las instrucciones del super uno, pienso que sí, que tenemos estaciones en la vida, pero que son un ciclo que se repite muchas más veces de las que creemos.

Que la primavera que veo lejana volverá, porque -a veces- también hay flores en invierno.

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