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México

Las peleas de gallos en México: Una tradición arraigada en nuestra cultura

Las peleas de gallos, más que un simple espectáculo, representan una parte importante de la historia y la cultura mexicanas, evocando una herencia que se mantiene viva en la actualidad.

Publicado el

Por: Ramón Sánchez

SAN CARLOS, Tamaulipas.- Las peleas de gallos, una práctica que ha perdurado a lo largo de los siglos, tienen un origen que se remonta a los años 1700 en México. Aunque no existen registros precisos sobre la fecha exacta de su introducción en el país, se cree que esta tradición se importó con la llegada y expansión de Hernán Cortés a Cuba, donde ya era practicada, y desde allí se extendió a los países del Caribe, incluyendo México.

Durante la colonia, las peleas de gallos se convirtieron en un entretenimiento popular que trascendió todas las clases sociales.

Durante la colonia cualquier acto político, festividad, natalicio, cumpleaños de la familia real y de otros eventos se aprovechaba para organizar diversiones para todas las clases sociales. A estas asistían todos, desde el virrey y su esposa hasta las clases más bajas en donde eran espectadores de las peleas de gallos.

Francisco Morales Padrón, 

Historiador.

En 1794 se construye la plaza de gallos de San Agustín de las Cuevas, hoy Tlalpan. Cuatro años después en 1798 se construye el palenque en la calle de Moras en el centro de la Ciudad de México.

El auge de las peleas de gallos continuó en el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, tanto en el campo como en las ciudades. Incluso figuras destacadas de la Revolución Mexicana, como Pancho Villa y Emiliano Zapata, eran conocidos por su afición a esta práctica.

La regulación y organización de las peleas de gallos evolucionaron con el tiempo. En 1824, se estableció una federación organizacional que permitió al gobierno mexicano percibir cuantiosos ingresos de la Plaza de Gallos de la capital, lo que reflejaba la importancia económica y social de esta actividad.

El reconocimiento oficial de las peleas de gallos también se manifestó en la creación de reglamentos específicos. En 1828, se redactó el Reglamento de Guadalajara o Jalisco, aceptado por empresarios y aficionados, lo que contribuyó a su organización y legitimación.


Prohibición de Peleas de Gallos


Las peleas de gallos, arraigadas en la historia y tradición de México, son tema de un constante debate entre aficionados, empresarios y activistas debido a su estatus como patrimonio cultural inmaterial en algunos estados, mientras que en otros se asocian con la violencia y el crimen organizado.

En Tamaulipas la legislación dice: El artículo 20 establece que se considera un acto o crueldad y maltrato hacia un animal azuzar a los animales para que se ataquen entre ellos o a las personas y hacer de las peleas así provocadas un espectáculo público o privado. No obstante lo anterior, el artículo 25 señala las peleas de gallos en las que se autorice el cruce de apuestas deberán sujetarse a la legislación federal aplicable.

En Zacatecas, por ejemplo, estas peleas cumplen una década como Patrimonio Cultural Inmaterial, distinción otorgada por el Congreso local en 2013. Actualmente, solo cinco entidades cuentan con esta declaración: Nayarit, Hidalgo, Zacatecas, Tlaxcala y Aguascalientes.

Sin embargo, en junio de 2022, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró como inconstitucional considerar estos espectáculos como patrimonio cultural inmaterial en México. Aunque no se prohibieron, la decisión determinó que no estarían protegidas si uno o varios estados decidieran prohibirlas.

En Baja California, aunque las peleas de gallos no están prohibidas, no pueden llevarse a cabo en la capital del estado, lo que ha llevado a que esta actividad sea clandestina. Además, se ha denunciado la presencia del crimen organizado en torno a las apuestas asociadas a estas peleas.

En contraste, en Coahuila, las peleas de gallos están prohibidas desde que se reformó la Ley de Protección a los Animales en 2012, en su Artículo 10.

En estados como Morelos y Estado de México, las peleas de gallos no son ilegales, pero deben realizarse siguiendo protocolos específicos. Por ejemplo, los galleros deben estar registrados ante el Senasica (Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad, y Calidad Agroalimentaria) para garantizar el bienestar animal y el cumplimiento de las normativas vigentes.

Este constante debate refleja la complejidad y la diversidad de opiniones en torno a las peleas de gallos en México, una tradición cultural profundamente arraigada pero también sujeta a controversia y cuestionamientos éticos y legales.

 

Entrenamiento de los Gallos de Combate

 

Los gallos de combate, desde su nacimiento, son destinados a la arena de combate. La crianza de gallos de pelea ha sido formalizada en muchas partes del mundo, permitiendo la importación y cruce de ejemplares con el fin de mejorar la raza. El valor de un gallo en el mercado puede variar ampliamente, desde cientos hasta miles de euros o dólares, dependiendo de su origen y calidad.

El proceso de preparación para el combate es duro. Los gallos son sometidos a rigurosos entrenamientos físicos y a una alimentación específica desde su nacimiento. Previo a la pelea, son descrestados y desbarbados para eliminar cualquier obstáculo visual y evitar que puedan sufrir lesiones en la cresta que les impida seguir combatiendo. Se les suministra una dieta especial con complejos vitamínicos para mejorar su desempeño durante el adiestramiento.

El entrenamiento incluye ejercicios de fortalecimiento muscular, carrera diaria y encierro en jaulas diminutas para inducir estrés. Este proceso tiene como objetivo primordial convertir al gallo en una máquina de combate eficiente y letal.

Durante la pelea, los gallos son introducidos en una arena donde se enfrentan con armas como navajas y espuelas, diseñadas para aumentar la ferocidad y violencia del encuentro.

Las peleas de gallos, más que un simple espectáculo, representan una parte importante de la historia y la cultura mexicanas, evocando una herencia que se mantiene viva en la actualidad.


Realizador: Omar Castillo

TLGD

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