Así se reconstruyen vidas en el penal femenil de Escobedo: la historia de Ruth y Reyna
El penal femenil de Escobedo se ha convertido en un espacio clave para el proceso de justicia.
El Centro de Reinserción Social Femenil, ubicado en el municipio de Escobedo, Nuevo León, se ha convertido en un espacio clave para el proceso de justicia y rehabilitación de mujeres privadas de su libertad.
Este penal alberga a cientos de internas que cumplen diversas sentencias, muchas de ellas largas, derivadas de delitos de alto impacto.
POSTA conversó con dos mujeres que hoy enfrentan condenas de 50 años: Ruth, sentenciada por homicidio calificado, y Reyna, quien cumple su sentencia por secuestro agravado.
Sus testimonios reflejan el tránsito de una vida marcada por errores, el duro paso por el penal del Topo Chico y el reto de construir un nuevo sentido de vida dentro del reclusorio femenil.

¿Cómo llegaron al penal de Escobedo?
Ambas mujeres compartieron que su llegada al CERESO Femenil de Escobedo significó un cambio drástico en sus vidas.
Ruth recuerda el impacto de enfrentarse a una condena de medio siglo tras ser hallada culpable de homicidio calificado. Reyna, por su parte, relata el dolor y la incertidumbre de enfrentar el juicio por secuestro agravado, un delito que la llevó a recibir la misma sentencia.
Más allá de la condena, ambas coinciden en que el primer reto fue asimilar la realidad: el encierro, la separación de la familia y la necesidad de adaptarse a una vida completamente distinta tras las rejas.

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El paso por el Penal del Topo Chico
Tanto Ruth como Reyna vivieron en el extinto Penal del Topo Chico, un centro penitenciario conocido por su sobrepoblación y los episodios de violencia que marcaron su historia.
Las internas recuerdan ese periodo como una etapa complicada, donde la convivencia era difícil y el acceso a programas de reinserción era limitado. “En el Topo Chico se sobrevivía día con día, pero era difícil pensar en cambiar”, confiesa Ruth.
El cierre de ese centro y su traslado al CERESO Femenil de Escobedo representó para ellas un nuevo comienzo.

La reinserción social en el penal femenil de Escobedo
Hoy, el Centro de Reinserción Social Femenil de Escobedo ofrece a las internas programas educativos, talleres de capacitación y actividades recreativas que buscan una verdadera transformación.
Ruth participa en talleres que le han permitido aprender oficios, mientras que Reyna ha encontrado en actividades artísticas y recreativas una forma de canalizar sus emociones y redescubrirse como persona.
Ambas destacan que estos espacios les ayudan no solo a ocupar su tiempo, sino también a trabajar en su reintegración personal y social, con la esperanza de que, aunque sus condenas son largas, puedan convertirse en mujeres distintas a quienes llegaron al penal.

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Más allá de una condena
La historia de Ruth y Reyna es un reflejo de las decenas de mujeres que habitan el penal femenil de Escobedo. Sus testimonios muestran que la reinserción es un camino difícil, pero posible cuando se cuentan con programas adecuados que permiten recuperar la disciplina, la responsabilidad y, sobre todo, la esperanza.
El Centro de Reinserción Social Femenil de Escobedo no solo es un centro penitenciario: es también un espacio donde muchas mujeres buscan reescribir su historia y dejar atrás los errores del pasado.
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