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CLARA VILLARREAL
¿Imagen o Percepción?
Por: CLARA VILLARREAL

Publicado el

La violencia comienza en casa

El silencio protege al agresor. Hablar es el primer acto de libertad sobre la violencia.

Durante años nos han enseñado que la violencia vive en las calles: en los asaltos, en los secuestros, en la delincuencia, en las balaceras.

Esa es la imagen colectiva que tenemos del peligro. Pero en mi programa de radio de este martes, conversando con Aldo Fasci Zuazua, exSecretario de Seguridad de Nuevo León, descubrimos que esa idea no solo es incompleta: es profundamente equivocada.

¿Por qué se vive mayor violencia en el hogar?


La mayoría de la violencia en México ocurre dentro de casa. La cifra es tan clara como dolorosa: la mitad de los delitos registrados suceden al interior del hogar, y en la mayoría de los casos, la víctima es una mujer. 

A esto, Aldo lo llamó con acierto una “misoginia delictiva”. Una violencia cotidiana, silenciosa, muchas veces invisible y sin embargo devastadora.

La violencia en casa no siempre deja moretones visibles, pero sí heridas profundas:

  • Violencia emocional
  • Económica
  • Psicológica
  • Sexual

Cifras del 911 revelan que más del 70% de las llamadas de auxilio por violencia provienen del entorno doméstico

Y sin embargo, el foco público sigue concentrado en las calles

¿Por qué? Porque es más fácil denunciar lo que ocurre “afuera” que lo que desgarra desde adentro.

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Una frase de la entrevista me marcó profundamente: “La inseguridad que vemos en las calles es hija de una violencia que comenzó en casa”. 

Lo que sucede entre cuatro paredes no se queda ahí. Deja marcas. Quien crece en un ambiente violento, muchas veces repite la historia: en su pareja, en sus hijos, en su entorno. No se trata de justificar, sino de entender para prevenir.



Aldo también subrayó algo clave: la falta de resultados no solo está en las instituciones, sino en las leyes mismas. 

Las medidas de protección actuales para las mujeres violentadas como los refugios o los policías en la puerta pueden funcionar a nivel simbólico, pero no garantizan lo más básico: un ingreso, un techo, una escuela para los hijos. 

Un proyecto de vida más allá del miedo.

Las mujeres son mayoría en México. Y sin embargo, no hemos logrado traducir esa mayoría numérica en una agenda común. Parte del problema, dijo Fasci, es que estamos dispersas, dolidas, muchas veces con justa rabia pero sin una hoja de ruta concreta. 

Urge construir una agenda fría, firme y enfocada. Una que no solo grite lo que queremos, sino que estructure lo que necesitamos.

Romper el silencio ¿Salva vidas?


Este programa no busca señalar culpables, sino abrir los ojos. Porque no podemos seguir minimizando lo que ocurre dentro de casa como “problemas de pareja” o “cosas de familia”. 

La violencia doméstica no es un asunto privado: es un problema público y urgente. 

Si tú, que estás leyendo esto, conoces a alguien que vive violencia o tú misma estás pasando por eso, no estás sola. El primer paso es hablar, buscar apoyo, confiar en tu voz y tejer una red de apoyo a tu alrededor. 

Porque el silencio protege al agresor. Y romperlo, por más difícil que sea, es el primer acto de libertad.

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