¿No que “prohibido prohibir”?
La 4T prohíbe vapes en México y sanciona a comerciantes y compradores, medida criticada por incentivar el mercado ilegal y no ofrecer alternativas reales a la adicción.
Este miércoles 10 de diciembre, la 4T terminó de aprobar las modificaciones a la Ley General de Salud para prohibir la “fabricación, importación, comercialización, distribución y adquisición” de los vapes o vapeadores. Las sanciones para quienes los vendan pueden ir de uno a ocho años en prisión.
Como ya nos acostumbraron en el poder legislativo, Morena y sus partidos aliados hicieron un diagnóstico correcto e implementaron una solución errónea. En efecto, los vapeadores representan una crisis de salud. Prohibirlos de tajo no era la solución, por el contrario, la medida podría implicar otra serie de problemas.
Inicialmente, el dictamen implicaba penalizar la transportación de vapeadores, lo que permitía la criminalización de consumidores. Afortunadamente, al final este apartado se eliminó, enfocándose en sancionar únicamente a lxs comerciantes y a quienes sean cachados “adquiriendo” estos productos, un sin sentido.
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En otras palabras, “no te vamos a castigar por ser adicto, pero ojalá no te veamos comprando vapes, porque ahí sí te caerá la ley”. Claro, tiene lógica (léase con tono sarcástico). Lamentablemente, las necesarias modificaciones a este proyecto legislativo frenaron ahí.
Quizás lxs legisladores, cuya edad promedio ronda los cincuenta años, no comprenden que no existe una alternativa real a los vapes por dos factores: sabor y discreción.
Un consumidor acostumbrado al humo sabor a fresa no va a migrar naturalmente a los cigarros. Además, el fumador promedio de vapes, lo hace en espacios cerrados, sin ser detectado por la mayoría a su alrededor.
Entonces, ¿qué opción les dejan? Sería ingenuo pensar que personas adictas superarán de golpe su dependencia por esta regulación. Hay que ser conscientes que la nicotina es una de las sustancias más adictivas.
Investigadores de la Universidad de San Francisco en California, incluso aseguran que es más adictiva que la cocaína. El mercado es muy grande y no va a desaparecer, eso es evidente.
Datos de 2023 de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) elaborada por el Instituto Nacional de Salud Pública y la Secretaría de Salud concluyen que al menos el 4.3% de lxs adolescentes en México fuman vapeadores. ¿Qué harán millones de personas con una dependencia? Sencillo.
En gran medida tendrán que buscar alternativas para conseguir los vapeadores, así eso implique contactar a “dealers”.
Esta ley incentiva que jóvenes que no tenían contacto con el crimen organizado, ahora se acerquen a estas redes delincuenciales para saciar su adicción. En una de esas, cuando le manden un “whats” al “dealer” en cuestión, este además de un vape, le ofrezca “tachas” o cualquier otra pastilla.
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La 4T afirma que buscaban combatir la terrible adicción a los vapeadores, en vez, podrían promover la adicción a sustancias mucho más peligrosas a corto plazo. Para peor, los claros ganones serán los narcos que ahora podrán controlar un amplio mercado donde ya eliminaron a los competidores.
Prohibir no era la solución, sino regular, lo he repetido hasta el cansancio. Esto debería ser algo que las y los morenistas ya tuvieran bien claro, finalmente es uno de los principios de la izquierda que tanto repiten que representan.
Propuestas efectivas sobraban: pedir identificaciones oficiales a compradores, sancionar duramente a quienes vendieran a menores de edad, eliminar la venta a través de “maquinitas” y plataformas web no reguladas… En fin, ¿para qué gasto espacio en esta columna cuando lo hecho, hecho está? Ya nos tocará ver las consecuencias.
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