Este es el uso de la energía eléctrica que produce la novena presa más grande de México
La Presa Falcón, ubicada entre Tamaulipas y Texas, no solo almacena agua: también genera energía que beneficia a miles de familias en ambos lados de la frontera

Enclavada en la región fronteriza del norte de Tamaulipas, la presa Falcón —también conocida como “Internacional Falcón”— no solo es una de las obras hidráulicas más grandes del país, sino que también tiene un papel clave en la producción de energía eléctrica.
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El embalse, inaugurado en 1953 como parte de un acuerdo entre ambos países, ocupa el noveno lugar a nivel nacional por volumen de almacenamiento. Sin embargo, su impacto va más allá del agua: es también una fuente de energía limpia y confiable para comunidades de ambos lados del río Bravo.
¿Cómo se produce energía en la presa Falcón?
La energía eléctrica se genera mediante un sistema de hidroelectricidad. Es decir, la fuerza del agua acumulada en el embalse se libera de manera controlada a través de turbinas que, al moverse, transforman la energía cinética en energía eléctrica.
En el caso de Falcón, la producción está dividida: la mitad es aprovechada por México y la otra mitad por Estados Unidos, como parte de los acuerdos del Tratado de Aguas de 1944.
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Según datos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la central hidroeléctrica de Falcón tiene una capacidad instalada de aproximadamente 80 megawatts (MW) en su sección mexicana, lo que permite abastecer de energía a comunidades cercanas en los municipios de Nueva Ciudad Guerrero, Miguel Alemán y zonas rurales de la región ribereña.
¿A dónde llega esta electricidad?
La energía que genera la presa es inyectada a la red eléctrica nacional y es utilizada para distintos fines: desde el alumbrado público en localidades fronterizas hasta la operación de sistemas de bombeo para riego agrícola. También se destina a hogares, escuelas y pequeñas industrias que dependen de esta fuente sostenible de energía.
¿Cuál es su impacto ambiental?
Uno de los beneficios de este tipo de energía es que no emite gases contaminantes, lo que la convierte en una alternativa más amigable con el medio ambiente frente a otras fuentes como el gas o el carbón.
Además, al ser una planta hidroeléctrica ya construida desde hace décadas, su huella ecológica es menor comparada con nuevas obras.
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La presa Falcón, más allá de su impresionante cuerpo de agua, es un símbolo de cooperación binacional y una aliada energética silenciosa que mantiene encendidas muchas de las luces en la frontera noreste de México.