Platillo ancestral con huevecillos de hormiga, la joya gastronómica del Edomex
Aunque no es común en todas las cocinas, el platillo ancestral elaborado con huevecillos de hormiga, conocidos como yijis, es una joya gastronómica del Estado de México. Este alimento tradicional se destaca por su sabor y el proceso artesanal que implica su preparación.
¿Qué son los yijis y cómo se obtienen?
Los yijis son las larvas o huevecillos de ciertas especies de hormigas que se encuentran en el monte. La recolección no es sencilla; se requiere un conocimiento profundo del terreno para localizar los nidos.
Por tradición, esta tarea recae en los hombres, mientras que las mujeres se encargan de cocinar el platillo, que suele consumirse en familia o venderse en los mercados y tianguis durante la Cuaresma.
¿Cuáles ingredientes forman parte de este platillo ancestral?
Para preparar seis porciones de yijis en salsa roja, se emplean varios ingredientes que dan cuerpo y sabor a la receta:
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500 gramos de huevecillos de hormiga (yijis)
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10 chiles pasilla
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10 chiles guajillos
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100 gramos de cebolla
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2 dientes de ajo
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500 gramos de pepitas de calabaza tostadas
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500 gramos de ajonjolí tostado
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20 gramos de canela
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1 hoja de laurel
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300 gramos de masa de maíz
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100 ml de aceite
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Sal al gusto
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250 ml de agua
Estos ingredientes se combinan para crear una salsa rica en texturas y sabores.
¿Cómo se elabora la salsa roja y se integra con los yijis?
Primero, los yijis se lavan hasta quedar limpios y se fríen con aceite y sal. Por otro lado, los chiles, cebolla, ajo y pepitas de calabaza se tuestan en un comal, mientras que el ajonjolí se tuesta en otro recipiente.
Todos estos ingredientes se muelen juntos en un molcajete, agregando canela, laurel y masa de maíz para dar cuerpo.
Luego se mezcla con agua y sal hasta obtener una salsa homogénea que se cocina a fuego lento. Finalmente, se incorporan los yijis para que se impregnen del sabor.
¿Por qué es importante preservar este platillo ancestral?
Más allá del sabor, este platillo es un símbolo cultural que conecta a las comunidades con sus raíces y tradiciones culinarias. Además, la temporada de Cuaresma permite que esta receta se mantenga viva en los mercados locales, fomentando el respeto por el patrimonio gastronómico del Estado de México.
