Programas sociales han logrado una reducción de los niveles de pobreza en México, según el Inegi
La reciente publicación del Inegi sobre la reducción de la pobreza multidimensional en el país indica que, en cifras absolutas, la reducción de la pobreza es real y significativa, situación que no había ocurrido en sexenios anteriores.
Pero también muestran que, el aumento de la vulnerabilidad económica y social de la población, a pesar de sus ingresos, también es real.
En el estudio completo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reconoce que la población que superó la pobreza multidimensional sigue en riesgo inminente de recaer ante alguna de las vulnerabilidades sociales que mide el instituto.
¿Cuáles son las vulnerabilidades por carencias sociales?
La población que es vulnerable por carencia sociales se incrementó en 2.7 por ciento, al pasar de 29.5 por ciento en 2022 a 32.2 por ciento en 2024.
Del total de mexicanos que salieron de la pobreza multidimensional, 4.1 millones ingresaron a la categoría de vulnerabilidad por carencias sociales.
En otras palabras, esto significa que 1 de cada 3 mexicanos padece de una economía personal frágil, pues sus ingresos son insuficientes para cubrir alguna emergencia, alimentación y derechos básicos.
¿Qué es la vulnerabilidad en servicios básicos?
El costo del acceso a la vivienda digna aumentó en 22 por ciento en la zonas urbanas al cierre de 2024, de acuerdo con el Inegi.
Si contrastamos este dato con el incremento de 12.3 por ciento de incremento del costo de los alimentos al cierre del mismo año, esto muestra una severa erosión del poder adquisitivo.
Tan sólo en el país 44.5 millones de personas carecen de acceso efectivo a los servicios de salud y estados como Baja California Sur y Colima aumentaron su población en esta vulnerabilidad, de 17.3 por ciento a 19.6 por ciento, y de 21.9 a 24 por ciento, respectivamente.
¿Programas sociales e inflación?
Esto significaría que el modelo de reducción de la pobreza continúa siendo frágil, pues las transferencias monetarias a través de los programas sociales sólo son temporales, pero no implican la creación de empleos formales y menos de una infraestructura laboral sostenible.
Por el contrario, la inflación, el alto costo de acceso a la canasta alimentaria tanto a nivel rural como urbano, los servicios públicos deficientes y las cada vez más amplias brechas sociales profundizan ese riesgo de caer en una o más vulnerabilidades, especialmente la alimentaria.