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CDMX

“Fue como perderlo otra vez”: madre buscadora en CDMX sufre hackeo y extorsión

Rosa Isela, madre buscadora en Ciudad de México, fue víctima de una ciberextorsión en la que delincuentes usaron el nombre de su hijo desaparecido y su información personal para hackear su celular.


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Copiar Liga

Por: Paola Atziri Paz

¿Te imaginas buscar a tu hijo desaparecido… y que un día usen su nombre para hackear tu celular? Eso le ocurrió a Rosa Isela, madre de Luis Ángel López Guzmán,  desaparecido desde el 26 de septiembre de 2018 en la alcaldía Tláhuac, en CDMX.

Lo que parecía una entrega de documentos importantes resultó ser una trampa digital. Un grupo de ciberdelincuentes se hizo pasar por una empresa de paquetería. Le dijeron a Rosa que tenían papeles relacionados con su hijo y su colectivo, "Hasta Encontrarles CDMX".

Le mencionaron su nombre completo, su correo personal y le pidieron ingresar un código que llegó a su bandeja de entrada. Ella lo hizo… y entonces, perdió todo.

El modus operandi: un paquete y el nombre del familiar desaparecido

Este tipo de fraude no es nuevo, pero lo que indigna es cómo los delincuentes están utilizando el dolor de las madres buscadoras como arma. Rosa Isela relató que la llamada que recibió contenía información sumamente sensible:

Me preguntaron si era la mamá de Luis Ángel, que si era del colectivo Hasta Encontrarles CDMX y que tenían documentos para entregar. Me dijeron mi correo completo y me pidieron que ingresara un código. Al hacerlo, mi celular se apagó, la pantalla se puso negra y aparecieron letras naranjas en inglés

Rosa Isela -

Después de eso, todo su celular fue bloqueado, sus contactos fueron usados para pedir dinero, y sus fotos, videos y mensajes —incluyendo los recuerdos digitales de su hijo— fueron eliminados.

Luis Ángel se sabe ese número de memoria. Vivo con la esperanza de que un día me llame. Perder ese número fue como perder una parte de esa esperanza

Madre buscadora -

Una violencia invisible y sistemática

El caso de Rosa no es aislado. Desde que hizo público lo sucedido, al menos otras tres madres buscadoras reportaron intentos similares de hackeo, también con menciones a sus hijos desaparecidos o con personas que se dedican a temas de desaparición, algunas personas incluso funcionarias del gobierno. 

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En México, según cifras recientes, hay más de 7 mil personas desaparecidas solo en CDMX. Y en el primer semestre de 2025, esta entidad encabeza las cifras de nuevas desapariciones con más de 1,099 casos.

A esto se suma un panorama brutal: al menos 27 madres buscadoras han sido asesinadas en los últimos años en el país.

Ya es grave ser madre buscadora. Nos violentan, nos matan. Pero que usen a nuestros hijos desaparecidos para extorsionarnos… eso es aún más cruel

Denuncia Rosa Isela -

¿De dónde salen los datos? Fugas, impunidad y abandono institucional

Lo más preocupante, afirma Rosa, es cómo los delincuentes accedieron a su información: su correo electrónico, nombre completo, filiación a un colectivo, e incluso detalles sobre su domicilio. Esto apunta a una posible fuga de información desde instituciones públicas que manejan datos de las madres buscadoras.

Todos nuestros datos los damos para hacer trámites, para buscar a nuestros hijos. Y ahora, esos mismos datos están siendo usados para extorsionarnos

Rosa Isela -

A pesar de denunciar el incidente ante la Policía Cibernética, la respuesta fue mínima. Le recomendaron reinstalar WhatsApp y esperar 11 horas. Para cuando volvió a encender su celular, ya era tarde: todo había sido borrado.

Una llamada a las autoridades: proteger a quienes buscan

Extorsionar ya es un delito. Pero hacerlo utilizando el dolor de madres que buscan a sus hijos desaparecidos es un crimen con un nivel de crueldad extrema.

Es urgente que las autoridades: garanticen la seguridad digital de madres buscadoras, investiguen las posibles fugas de información institucional, fortalezcan los mecanismos de protección para personas que buscan a sus familiares desaparecidos.

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Aunque sabemos que esto le pasa a todas las personas, el caso de Rosa Isela nos recuerda que la violencia contra las madres buscadoras no se limita al ámbito emocional y físico.

También hay una violencia digital, invisible, que ataca donde más duele: en sus recuerdos, en sus esperanzas, en su fe de que algún día sus hijos vuelvan a casa.







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