Muñecas, bordados y juguetes: los oficios que dan sustento a mujeres en penales del Edomex
Desde penales del Estado de México, mujeres reclusas elaboran piezas que llegan a ferias locales, buscando autonomía y apoyo económico.
En las ferias del Estado de México, entre stands de dulces típicos, libros y artesanías, se cuelan piezas que guardan otra historia. Son muñecos tejidos, servilletas bordadas y juguetes de madera que nacen en celdas y talleres improvisados dentro de los penales femeniles.

Cada puntada y cada trazo son parte de un oficio aprendido y perfeccionado tras las rejas en penales del Estado de México.
¿Cómo surgen las creaciones de cada penal?
Las mujeres que los elaboran se organizan según lo que más les atrae, unas se concentran en coser y bordar, otras en experimentar con la madera. Aunque las técnicas pueden variar de un centro penitenciario a otro, los productos suelen confundirse entre sí porque comparten estilos, colores y formas.

De Santiaguito a Tlalnepantla y Ecatepec, los trabajos llegan a los mismos estantes, sin que sus creadoras se conozcan ni coordinen.
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Pedro, auxiliar del Departamento de Industria Penitenciaria y Promoción del Empleo, explica que la labor no busca imponer ni forzar.
“Ellos reciben capacitación constante, ya sea de nosotros directamente o a través de oficinas que gestionan cursos, en esas capacitaciones se enfocan en lo que más les gusta. Casi siempre las mujeres se inclinan por tejer y coser; algunas también por el bordado”.
Pedro - Auxiliar del Departamento de Industria Penitenciaria y Promoción del Empleo.
¿Por qué varían los precios de los productos?
Las diferencias aparecen en el precio; una muñeca puede costar doscientos pesos en un penal y trescientos en otro. Como las mujeres no tienen comunicación entre sí, no existe posibilidad de ponerse de acuerdo. Entre lo más accesible hay piezas que rondan los quince pesos, mientras que lo más elaborado alcanza cifras mayores.
¿Quién aporta los materiales para la producción?
El trabajo se sostiene gracias al apoyo de las familias, que llevan hilos, telas, pinturas y otros insumos. Una vez terminadas las piezas, el área penitenciaria se encarga de recogerlas, llevarlas a ferias y exhibiciones, y al finalizar el evento se devuelve el dinero de lo vendido o los artículos que no encontraron comprador.

Pedro señala que la tarea es acompañar más que administrar.
“Nuestro papel como Departamento de Industria Penitenciaria y Promoción del Empleo no es obligarlas, sino apoyar la exhibición de lo que elaboran como parte de un modelo de autoempleo, todo lo que hacen es para poder mantenerse, y en muchos casos sus familias son quienes les llevan los insumos necesarios”.
Pedro - Auxiliar del Departamento de Industria Penitenciaria y Promoción del Empleo.
En los pasillos de las ferias, pocos se detienen a preguntar de dónde vienen esos muñecos tejidos o los bordados minuciosos, sin embargo, detrás de cada puntada hay una historia de encierro, pero también de subsistencia y búsqueda de autonomía económica.
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